Nara Yuki, es la segunda hija de Nara Shikamaru y Temari. Ella es una niña muy inteligente, astuta, alegre y aventurera.
Yuki nació con la singularidad de tener chakra inagotable, además de ser puro. Como dice el viejo Sabio Sapo. "El chakra puro, e...
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El pasado de Kumon
Kumon, nació un par de meses antes de la cuarta guerra ninja. Sus padres eran ninjas y tuvieron que salir a la guerra. A su lado, vivía una mujer, cuyo marido murió tiempo atrás en una misión y vivía con su hijo quién al ser chūnin, también fue llamado a esa guerra.
–No os preocupéis, yo cuidaré de Kumon-kun– la señora de nombre Ikaru, carga al bebé.
–Kumon, pórtate bien, papá y mamá regresarán pronto–ambos le dan un beso en la frente a su hijo y se marchan.
–Mamá, voy a volver sano y salvo, cuando regrese quiero comer ese pastel de carne que tanto me gusta–sonríe el chico de 15 años.
–Claro, te haré el mejor pastel de carne–sonríe Ikaru.
Su hijo, corre y alcanza a sus dos vecinos para ir los tres juntos a la guerra pero ninguno de los tres regresó.
En el cementerio
–Kumon-kun, parece que nos hemos quedado solos...yo perdí a mi hijo y tú a tus padres–le dice al pequeño bebé que ríe, sin entender nada.
Ikaru, mira con cariño al bebé y ella sabe que al ser madre de un ninja debe estar preparada para recibir la trágica noticia. Decide hacerse cargo del pequeño Kumon y así completar el vacío que quedó en sus corazones.
Con un año
Kumon empieza a andar hacia Ikaru. Mirándola con sus ojos ámbar mientras su pelo azul oscuro en forma de estrella se balancea.
–¡Muy bien, Kumon-kun!–le levanta con una gran sonrisa– Cada vez te haces más grande.
Ambos ríen.
3 años
–Mira, Kumon, traje a una gatita de la calle–le muestra.
El pequeño, curioso, se acerca y acaricia a la gata y ríe. No se separa de la pequeña gatita.
Un par de años después.
–Abuela...¡mira!–Kumon de seis años corre hacia ella y le enseña un kunai de juguete.
–Oh un Kunai, ¿Te ha tocado?–la señora se agacha al pequeño.
–Sí, cuando sea mayor seré ninja como papá y mamá–Kumon sonríe.
Ahora es una época de paz, donde no se ve ninguna guerra cerca. Ikaru sonríe y mira al pequeño.
–Claro que lo serás, yo estaré a tu lado animándote–le sonríe y le acaricia el pelo. Le ha criado como si fuera su propio hijo y ve que está haciendo muy bien su trabajo.
