Capítulo 11: "Destellos"

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Capítulo 12: ''Destellos''

Aina Jones

La felicidad era tan difícil de describir, más para alguien que no sabía que era en sí o no sabía si lo era o no. Pensaba mucho en eso y en que podía hacer para cambiar eso.

Para mucho la felicidad era muy fácil de obtener ya que esos el dinero lo valía todo.

Para otros como yo el dinero no importaba, no interesaba mucho además que servía para alimentarme, pero eso no me hacía reír hasta que me doliera el estómago o hacerme sentir tan cómoda que mis suspiros cambiaran de ser angustiados y agostados a liberadores.

Aun así, no me rendiría en encontrar la felicidad, solo daba mi mejor sonrisa y esperaba a que la encontrara. Entre tanta tormenta debe a ver un poco de luz.

...

Miraba la estrella. Me abrazaba con mis brazos. Temblaba hacia frio en este techo, pero todo siendo ilegal o no, el frio y lo molesto que podía ser Dion, valía la pena por la maravillosa vista de la ciudad que había en este lugar y de la maravillosa vista que daba en cielo aquella noche, esta vez la luna no brillo tanto como las estrellas. Nunca sabría que me gusta si el día a la noche era tanta distintas, pero tan hermoso a la vez que era difícil decidirme. ¿Para que decidirme si puedo disfrutar de ambas?

Deje de ver las estrellas y mire a Dion. Su piel era clara, su pelo necesitaba un corte, pero no estaba mal, lo tenía todo para atrás, sus grandes ojos marrones claros miraban al cielo mientras su semblante parecía tranquilo sus musculosos brazos se encontraban tensionados por el frio. Hoy tenía puesto unos pantalones jeans claros, una camiseta negra y una chaqueta, los cuales impedía ver sus tatuajes oscuros que envolvían sus brazos.

Dion había logrado más que lo que ha hecho muchas personas en mi vida, me ha dado tranquilidad, A su lado me sentía tan Bien, Tan bien que temía. La última vez que me sentí así por alguien terminé tirada llorando mientras limpiaba la sangre que tenía en mi labio. Pero no solo el labio me dolía, el alma también y eso no lo podía curar.

—Dion —Lo llamo con suavidad mientras lo miro con una sonrisa.

—¿Si, Ojos Verdes? — Responde formando una sonrisa en sus labios. Si supiera lo lindo que es sonriendo no dejaría de hacerlo. Su apodo hacía que mis mejillas ardieran, no encontraban lógica a s fascinación por mis ojos.

—Una taza de chocolate, una historia —Recuerdo y levanto mi vaso de chocolate ya casi vacío, reímos ambos.

—¿Por qué tan curiosa? —Achina sus ojos un poco y termina vaso de chocolate.

—Lo soy desde que nací —Bromeo y achino mis ojos también.

—Las historias pueden esperar —Contradice. Lo que no es nada raro en el lo que provoca un bufido en mí.

—Te la dejare pasar esta vez —Lo dejo ganar y alza sus brazos en forma victorioso. Volteo los ojos y trato de contener la risa. Tiemblo un poco, mi abrigo no ayudaba mucho con el frio.

—¿Tienes frio? —Pregunta al verme y sonríe con amabilidad.

—Un poco —Confieso viéndolo.

—No te daré mi abrigo —Dice alzando sus brazos y acercándose a mí.

—¿Que? —Frunzo el ceño confundida. Se pone detrás de mí y envuelve sus grandes brazos en mi cintura mientras se pegaba a mi más, calentando mi cuerpo. El frio estaba desapareciendo, pero mis mejillas... mis mejillas estaban más rojas.

Gritos al Cielo © ✔️.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora