Capítulo 15: "Efectos del pasado"

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Capítulo 15: ''Efectos del pasado''.

Dos meses después.

Cuando era pequeño mi madre decía que a pesar de la ida de mi padre era muy feliz. Era un niño energético y que nunca dejaba de sonreír, que me gustaba el futbol americano, que me gustaba ir al acuario, mirar el cielo y leer Alicia en el país de las maravillas.

Yo al igual que mi hermano crecimos sin ninguna figura paterna, nunca lo necesitamos, yo me dediqué a aprender todo solo, aprender a lanzar el balón, a montar bicicleta, aprendí mi educación sexual y a quitarme la barba solo, aprendí que solo me necesito a mí mismo, mi esfuerzo y dedicación para las cosas.

Todas las cosas que aprendía se la enseñaban a mi hermano que el con curiosidad hacia y aprendía. Ayude a mi hermano, lo amaba. Mi madre pasaba solo las noches con nosotros, aunque estuviera cansada, llegaba con una sonrisa a besarnos la frente, abrazarnos y a prepararnos la cena.

Mi madre era la mujer más fuerte que he conocido, había perdido al hombre que decía amar, aquel hombre el cual solo me había dado nuestros genes la había dejado ya que era un cobarde, se había quedado sola con dos niños uno de 6 años y el otro de 4. Tenía que trabajar todo el día, tenía que cuidarnos, tenía que educarnos. Y lo hizo, lo hizo sin ayuda de ese hombre cobarde, con todos sus ovarios bien puesto, consiguió un mejor puesto como administradora de una empresa de la ciudad y nos amaba con locura, hizo todo el esfuerzo por hacernos hombres y lo logro. Ya que, aunque le he fallado ¡, he sabido cuando para y no hacer más daño.

Ya que el valiente no es siempre el que todo le sale a la perfección, sino el que aprende de los errores y busca como remediarlo.

Y aunque moría del miedo todo tiempo, ya no soy el mismo de hace unos meses, el cual se ahogaba tanto el llanto como el alcohol para no aceptar los efectos del pasado. Había aprendido a aceptarme y a vivir con ese error.

Había aprendido que había más personas como yo, destruidos, con deseo de dejar de respirar pero seguían viviendo luchando con algo, luchando con perdonarse y yo haría lo mismo.

Seguiría luchando.

Por mí.

Por él.

Por mis amigos.

Por mi madre.

Y por Aina.

Dejo que la música invada mis oídos para conducir hacia l casa de Aina y su amiga. Mi novia, nuestra relación iba muy bien hasta ahora, teníamos mucha comunicación, me paro frente a la casa que ya conocía y toco una sola vez la bocina de mi auto ya que considero suficiente a los poco minutos ella sale. Hermosa igual que siempre. Tenía el pelo suelto, me mira con una sonrisa mientras se dirige a mi auto, lleva puesto un short jeans oscuros, un suéter blanco y una camisa abierta azul con rayas blancas el cual reí al verla. Había robado la camisa de closet la última vez que fue a verme. Pero no me quejaba le quedaba mejor que a mí.

—Hola, ojos verdes —Digo al verla entrar al auto.

—Hola, chico tatuado. —suelta una pequeña risa y me da un corto beso en los labios.

—¿Como estas? —Pregunto y la miro con gracia.

—Hablamos toda la mañana —Bufa mirándome y ríe —sabes cómo estoy —Se sonroja un poco.

—No está de más preguntar —Rio mirándola.

—Que elegancia la de Francia —Bromea con sarcasmo.

—Por ti me vuelvo hasta Romeo —Coqueteo en broma y me paso la mano por mi pelo.

—Por favor no seas tan estúpido y te mates con veneno. —concluye.

Gritos al Cielo © ✔️.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora