FOLLAR, LLORANDO || TERRIBLE, FOLLEMOS 2

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Horacio miró al chico ruso que alguna vez había conocido en los baños de aquel lugar lleno de drogas, con lágrimas en los ojos volvió a abrazarlo por milésima vez en la noche. Perez lloraba como nunca antes, su corazón estaba hecho pedazos por un tonto que no supo apreciarlo.

— Sé que te animara— Dijo el ruso en cuanto recordó la noche en que se conocieron.

— ¿Qué?

— Espera— Se levantó de la cama dejando al chico sin su pecho. Apenas unos segundos después empezó a sonar aquella canción conocida para él.

"Toda la semana sin motivación. Harto ya me tiene esta depresión, mi vida, un asco, mi cuarto, un mugrero. Tiene harto a los vecinos mi llanto mañanero"

Horacio sonrió, limpiando sus lágrimas con las mangas de su sudadera y levantando su cabeza hacía el chico que estaba frente a él. Viktor le hizo una seña para que se levantará. Pocos minutos más faltaron para que ambos cuerpos se movieran al ritmo de la música, sin duda Volkov realmente conocía las debilidades de aquel corazón roto.

Y otros pocos minutos más faltaron para que Horacio empezara a excitarse, el estar tan pegado, rozando ambos cuerpos, le recordaba la noche en que se habían conocido, sin duda una de las mejores en su vida, no se arrepentía haber sonsacado al ruso de metro y ochenta.

— Follemos— Propusó.

— ¿Mientras lloras? Follar llorando suena lindo, ¿no?— Horacio sonrió, conociendo la referencia que un año antes lo había hecho reír.

Viktor, besó su cuello dejando pequeñas mordidas antes de quitar el chándal gris que vestía el menor, lo tiro a algún lugar de la habitación, se arrodillo frente a él y no dejo pasar un segundo más, metió el miembro bronceado en su boca, saboreando el pre-semen e introduciéndolo hasta soltar arcadas.

Vulgaridades y sonidos sucios salían de tan majestuoso momento, Viktor atragantándose con el miembro en su boca, la saliva cayendo por su barbilla gasta terminar en el suelo, Horacio, aún con unas ligeras lágrimas en las mejillas, gimiendo el nombre del ruso.

Lo giró con brusquedad, acarició su trasero antes de abrirlo dejando su entrada a la vista, soplo un poco haciendo al chico temblar, rió ante aquella acción, comenzó con su lengua a jugar con la entrada del otro, lamiendo sus pliegues y dejando húmeda esa parte de su cuerpo. Horacio soltó un gemido en cuanto la lengua estuvo dentro de él, disparando sus sentidos ante la calidez que venía de aquel musculo jugando con su interior. Los dedos largos no tardaron en aparecer, introduciéndose dos de golpe, Perez, con una mano sujetó la cabeza del ruso, evitando que se alejara de él.

Viktor mordió la cadera del otro, besando y dejando marcas moradas aún con sus dedos embistiendo al chico.

— Follame, follame ahora, por favor— Rogó, desesperado y ansioso por tener el miembro dentro de él.

— Voy— Respondió con una sonrisa.

Horacio, con el ceño fruncido, sacó el lubricante de uno de los cajones de su habitación, lo esparció en sus manos, una la llevó al miembro del mayor y la otra a su entrada, llenando ambas partes con el líquido viscoso transparente.

Volkov, como aquella otra vez, empotró al chico contra la pared, embistiéndolo con fuerza, los gemidos de Horacio llenaban la habitación, gemía ruidosamente sin importarle que su compañero de departamento pudiese escucharlo. Gemía el nombre de Viktor constantemente, los jadeos gangosos tampoco fueron detenidos, los soltaba sin tapujos ni vergüenza, igualmente de vez en cuando soltando el nombre de amante.

— ¡Más fuerte!— Pidió el menor, sujetando con fuerza los hombros del ruso.

Volkov, con un poco de brusquedad, salió del chico y lo dejó caer sobre la cama, se subió a esta colocándose de rodillas, estiró los tobillos del chiquillo con fuerza, lo besó suciamente, iniciando aquella guerra de lenguas con mordidas de por medio.

Tanteo la entrada del chico y volvió a introducir su miembro, empezando las embestidas más bruscas y fuertes haciendo a Perez alucinar con ellas, estrujando las sábanas debajo de él y mordiendo su labio inferior con fuerza hasta hacerlo sangrar, no le importaba aquello, estaba disfrutando, su cuerpo se sentía tan cálido en ese momento, su interior estaba ardiendo de la mejor y más placentera manera posible.

Horacio iba a volverse loco en ese momento, sus piernas temblaban y su abdomen empezaba a contraerse, sintiendo aquellos bonitos y gloriosos espasmos, llevándolo al cielo, derramando su semen sobre su estomago y parte de su compañero. Suspiró tratando de relajarse, acarició el cuello pálido de su amigo ahora con algunas marquitas rojas.

— Llename, quiero que me llenes-— Pidió una vez más, rogando por sentir calidez en su cuerpo.

Viktor se lo concedió, dejó su líquido llenar el interior del chico, con la respiración agitada, regresó a mordisquear y besar el cuello de su amigo, esperando a que se relajara para terminar dando un tierno beso en sus labios.

One-Shots || +18 || VOLKACIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora