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Joel dio un chillido cuando abrió la puerta y vio un pequeño omega de cabello castaño y mejillas muy adorable.

—¡Tú debes de ser Joaquin! —le dio un abrazo sorprendiendo al omega quién aceptó el abrazo ruborizado.

—Mamá, lo estás asfixiando.

El omega mayor lo soltó y le acarició el cabello, se dio cuenta que su melena era muy suavecita, siguió acariciando y el gatito omega ronroneó.

—Es muy tierno~

Emilio suspiró y separó a su omega de su madre, o sino eso tomaría tiempo. Ambos se sentaron en el sofá mientras que el omega mayor se dirigía a la cocina a sacar las galletitas calentitas.

—Cierto, Camilo esta aquí, iré a avisarle.

Joaquín asintió y esperó paciente en la sala. El alfa subió a su habitación y se sorprendió al no ver a su amigo ahí, escuchó unas risitas en la habitación de su hermano y caminó hasta él; abrió la puerta y se encontró a Camilo tirado en el suelo intentado atraer la atención del gatito quien estaba jugando con su hermano a atrapar un pedazo de tela.

—Hasta el gato no te hace caso... —susurró Emilio.

—Oye, te escuché! —se levantó Camilo algo indignado por las palabras de su amigo.

—¿Qué sucede hermano?

—Bajen, mamá hizo galletas. ¡Ah! Y Oli.

—¿Si? —volteó con una risita sosteniendo al gatito.

—Esta vez manten tu boca cerrada o yo mismo te la coseré. —advirtió para después cerrar la puerta y dejar a su hermano helado.

—¿Eh? ¿Qué pasó? ¡Cuéntame! —exigió el alfa zorro.

—Bueno.. Creo que dije algo que no debía..

Ambos bajaron a la sala con el gatito detrás de ellos siguiendolos, se sorprendieron cuando vieron una cabellera castaña, pues sabían que en la familia Osorio todos tenían la cabellera de color negra, a excepción de su padre alfa, se acercaron y pudieron percibir un dulce aroma a vainilla.

—Joaquin. —dijeron ambos con una sonrisa. El omega volteó al escuchar su nombre y sonrió cuando vio a los dos alfas, ellos de acercaron y se sentaron a cada lado.

—Conque a esto se refería Emilio. —dijo mirando divertido a Oli.

—¿Estas pensando lo mismo que yo? —le devolvió la mirada.

Ambos estaban planeando algo muy divertido, para Emilio no, para dejar sus dudas resueltas. El alfa lobo junto con su madre enteraron a la sala con la bandeja de galletitas, el alfa tenía otra en donde estaban las bebitas tibias.

Camilo y Oli abrazaron al omega repentinamente, este dio un pequeño saltito en su sitio por el susto. Emilio trataba de tranquizarse, y vaya que lo hacía, en su mente ya estaba por enterrar a su hermano junto con Camilo. Dejó la bandeja en la mesa junto con su madre.

—¡Ah! Que tiernos, quedense así, les tomaré una foto. —Joel sacó su celular y tomó la foto rápidamente capturando las mejillas rojisas del pequeño omega—. ¿Qué esperas Emilio? Ponte también para la foto.

El alfa caminó hasta su omega, se arrodilló y le dio un pequeño beso es su frente, suficiente tiempo para darle una mirada de advertencia a su hermano y amigo, ambos soltaron al omega al instante y se salieron del sofá para dejar a Emilio junto con el omega.

—Por qué-

—Mamá.. Solo toma la foto. —interrumpió su hijo menor con un escalofrío corriendo su cuerpo.

Mudez/EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora