Yandere!Twisted Wonderland x Fem!reader [Horror-shots, escenarios, etc.]

Silver.

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No era la primera vez que huía por mi vida.

Corría y corría sin parar, debía apurarme o si no sería atrapada por esas fuertes manos que antes bien me habían enamorado. Mis ojos estaban cansados, la luz de la luna no era suficiente para guiarme y mis piernas pedían a gritos detenerme. No puedo, mi vida depende de ello.

No era un monstruo, no era un mercenario o soldado de otro reino.

Silver me perseguía.

La persona por la cual confié, dediqué mi tiempo y parte de mis noches solo para dormir con él a escondidas de el comandante Lilia. Mis deseos de querer dejarlo todo y olvidarme de él eran superiores a lo que una vez llegué a sentir, todo se había arrojado por el acantilado y preferí salvarme a mi misma. Porque tengo miedo.

Miedo de no volver a ver a los que quiero, a los que amo. A la gente por la cual lucho todos los días para que lleguen a comer a sus casas con sus familias. Para yo llegar a comer con mi familia.

¿Por qué sucede esto? Yo no tengo la culpa, tan solo el excesivo deseo de amar a alguien y a la vez querer poseerlo para ti mismo. No tiene sentido en el guerrero más fuerte de todo el país, ni siquiera el propio rey Malleus se lo creería.

Silver ha ganado tanta confianza de la gente que simplemente nadie me creería, simplemente no. Me tratarían de loca. Pero aquí él es el loco que no supo llevar sus sentimientos y los sobre llevó a esta persecución dónde parecemos el gato y el ratón.

Tengo que agudizar mis sentidos, ahora esta es una batalla más de las mil y una a las que me enfrento a diario. Él será demasiado fuerte, pero eso no indica que yo no, yo también soy fuerte y ahora mismo me pondré a prueba. Cualquier movimiento en falso y todo se acabó.

Así que me detuve en seco, mis pies derraparon y me giré de inmediato sosteniendo mi espada bien afilada, apuntandolo y mi escudo a la izquierda. Se detuvo frente a mi y afiló su mirada, ni siquiera una mueca, el ambiente estaba tan frío que temblé por pocos momentos y apreté el mango de la espada.

-¡Basta, Silver! ¡Esto que haces va contra tu honor! -Alzo la voz y relamo mis labios ocultando mi nerviosismo.-

-Mi honor sigue en pie, tan solo trato de protegerte, ___. -Endereza su cuerpo y sostiene su mandoble con ambas manos, sin despegar la mirada de mi.- Déjame hacerlo y olvidemos que esto pasó. Tan solo debes casarte conmigo. -Usaba ese tono de voz tranquilo pero ahora sin pizca de sueño como era costumbre.

-¡Olvídalo! No perderé lo que me apasiona por tu capricho-

-¡No es un capricho! -Me interrumpe.- Tan solo no quiero exponerte más a esas bestias, no puedo permitirme dejarte morir en alguna misión o asalto. ¿Por qué no lo entiendes? Eres... -Aprieta sus labios, titubea y vuelve a mirarme.- ¡Eres importante para mí!

-¡Y tu-! Tu... Tu también lo eres, Silver. Pero esto que haces no está bien. Querer alejarme de mis sueños es solo tu deseo egoísta por tenerme atada a tu vida. Y todo por el miedo de que muera, ¡Todos moriremos algún día! -El rostro de mi contrincante cambió a un ceño fruncido, al parecer no le gustó nada lo que dije y afirmó su agarre al mandoble.

-Entonces haré de todo para que nunca mueras.

Y la batalla comenzó.

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-S-silver, por favor... Ahg... -Me quejé en sus brazos mientras la sangre brotaba de mi y me acariciaba la cabeza tranquilamente.

-Todo estará bien ahora... Iremos juntos a casa y te curaré. Ya nada podrá hacerte más daño.

Lo miré con súplica, yo no quería ceder y no lo haría, pero dar pelea ya no me era posible.

Perdí.

-Tu me hiciste daño... -Susurro para ambos, hasta que me desmayé.

✦ Omnisciente ✦

El joven de cabellos plateados cargó a su doncella en brazos, en todo momento la trató con sumo cuidado y caminó hasta la salida de los bosques perdidos. Próximamente buscó a su caballo blanco y cabalgó hasta su casa en el pueblo, ahí mismo dejó a su amada y la curó.

Para Silver todo lo que hizo fue por el bien de ___, si ella pondría resistencia haría lo que sea con tal de tenerla en sus brazos y llevarla lejos del peligro.

Después de todo, estando junto a él estará a salvo y ya no correrá riesgo de salir lastimada. Le dolía y mucho el verla quejarse, sufrir y soportar dolor por sus batallas continuas. No soportaba que otros la lastimaran, quería matarlos con sus propias manos o hacer que se arrepintieran por sus actos. Siempre ponía su espada a todo aquel que se atreviese a atacar a su chica, nunca les perdonaría la vida.

Pero todo acabó ya, ese sentimiento de molestia que tanto tenía se olvidaría y por fin podría pasar el resto de su vida sin temer a perder a su compañera.

Lo demás estaba en sus manos, se aseguraría de que estando con él nunca más vuelva a sufrir daño físico.

Pero... ¿Qué pasará con el daño mental?

-Conmigo nada padecerás. -Hablaba mientras movía mechones del cabello de la chica. Sus ojos como piedras preciosas brillaban ante la tenue luz lunar y esbozó una tierna sonrisa de enamorado.- Allá afuera solo hay peligros.

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