Súmale una más.

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Cansado.
Harto.
Decepcionado.
Triste.
Enojado.

Todo eso y más es lo que sentía el pelinegro al abandonar el edificio de condominios, donde vivía su persona especial.

Un año juntos ¿cómo era posible que aún él no fuera capaz de decirle que lo amaba?

Sí, una acción valía más que mil palabras pero era mucho pedir oírlo de los labios de a quien le había jurado amor verdadero.

Sentía que su amor por él escapaba por cada poro de su piel. No podía evitar pensar que él era el indicado. Se esforzó tanto de demostrarle lo qué hay en su corazón, siendo alguien poco expresivo.

Entonces ¿Por qué era él quien con el corazón roto y no el castaño?

Llego a la casa de sus padres y sin dar explicaciones se encerró en su habitación. No sabía como sentirse respecto a lo que había sucedió, aunque el enojo parecía querer dominarlo.

La escena se repetía en su mente una y otra vez, no importaba que hiciera igual terminaba pensando en eso.

¡Son novios! Por todos los Dioses. Pensó Gulf enojado, sabía que se amaban entonces ¿por qué el mayor no había podido decírselo?

Pronto la ira se empezó a disipar dando paso a la tristeza ¿y si en realidad no lo amaba?

Eran actores, ellos mismos conocían su capacidad de actuación ¿En verdad Mew sería capaz de jugar con él de esa forma?

Gulf, aprovecho la insistencia de su mente que insistía en rememorar ese momento, analizo todas las acciones de Mew así como sus gestos y palabras buscando algún indicador que le dijera si el mayor estaba actuando o no.

Lo conocía bien y sabía todas las técnicas o trucos que hacía Mew para meterse en un papel. Si actuaba algo debía delatarlo, había recorrido su cuerpo tantas veces que se lo sabía de memoria, de haber algo extraño él podría reconocerlo.

Habían tenido el fin de semana libre, desde el viernes en la tarde hasta domingo en la noche. Planearon mantenerse encerrados y juntos, rodeados de tranquilidad; no fotos, ni entrevistas, no fans, no maquillaje o vestuario, no eventos... simplemente eran ellos estando juntos.

Un sábado lluvioso los mantuvo acurrucados en la cálida cama. Viendo películas, abrazados, besándose, amándose... o bueno, eso creía Gulf.

El domingo había iniciado tan bien, con una sesión de besos antes del desayuno, luego del desayuno también y un delicioso baño juntos. Estaban muy bien, en el estudio del mayor, cada quien en sus cosas pero sintiéndose a gusto con la presencia del otro; el saber que estaban en el mismo espacio les brindaba tranquilidad.

Aunque Gulf, pronto le entraron ganas de recibir los mimos del mayor quien leía artículos y libros para su investigación. Se veía tan apuesto con los lentes, que no resistió mucho.

Como, cual gato, Gulf se movió hacia el mayor el cual no se había percatado de su presencia hasta tenerlo casi sobre él.
Estaba sentado en el escritorio del estudio mientras Gulf se encontraba en el sofá del mismo lugar pero jugando con su teléfono.

Gulf, se movió sigilosamente hasta que movió a Mew un poco del escritorio alejándolo. Este se rio ante las acciones de su novio.

—qué haces cariño?— le pregunto sin perder se vista sus movimientos. Gulf se acomodo en las piernas del mayor, dejando caer las propias sobre los reposabrazos de la silla con ruedas donde estaba el castaño.

—te ves muy guapo con lentes y así de concentrado, que fue prácticamente imposible no sentir ganas de estar contigo — explicó con simpleza.

—estar conmigo o sobre mi?— pregunto divertido.

Amor es Amor (MewGulf)Where stories live. Discover now