CAPITULO 6: ALGO NO VA BIEN

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—¡Sueltáme!

Katherine se levantó con esfuerzos y con su experiencia le dio un golpe con puño cerrado a una de las mujeres.

—¡Deténganse señoritas!

Los dos hombres bajaron del auto y corrieron a detener la pelea. Los brazos de uno de los policías rodeo la cintura de la otra chica más joven y la ayudo a levantarse, trató de zafarse y le lanzó a Katherine una mirada asesina.

—Tranquilo oficial, soy detective —dijo sacando su vieja confiable. Su placa —. Del departamento de homicidios, trabajo con el capitán David Lawrence, lo conoce no es así?

—Por supuesto que lo conozco. Pero temo que las cuatro deberán acompañarme.

—¿Qué? Usted debe estar bromeando —contestó Earl.

—No lo hago —dijo apretándole las esposas —. Suba al auto señorita.

—¿Y porque carajo me detiene a mí? ¿Solo por defenderme de estas personas?

—Por causar problemas y alboroto en vía pública.

—¿Se está escuchando? —dijo con un claro enfado —. Eso es una puta ridiculez. Suelteme o juro que se va a arrepentir.

—Y también por amenazas —continuo el oficial.

Las otras mujeres reprochaban y pataleaban para no entrar al auto. Earl no tuvo de otra que resignarse y subir esposada junto con las mujeres incitadoras.

🍂

Chris marlone llevaba trabajando tres años en el Departamento Forense de Condado. Desde muy temprana edad, Chris sentía fascinación por la muerte, por todo lo mórbido. Su plan inicial era el de convertirse en un científico forense, pero sus pobres notas lo privaron de una plaza en la universidad. El primer trabajo de Chris en el depósito de cadáveres fue de chico para todo. Sus obligaciones iban desde arreglos funerarios hasta forrar los ataúdes y preparar los
cuerpos, pero aquello no era suficiente. Chris quería la vida con la que siempre había soñado. Quería los trapos manchados de sangre, las mesas de acero inoxidable, el
punzante y embriagador olor a muerte. Quería trabajar con los cadáveres en su estado original, antes de estar limpios y preparados para el funeral. Tras solicitar casi todos
los puestos de menor posición en el departamento, finalmente le ofrecieron un trabajo de bedel de laboratorio. Sus nuevas obligaciones incluían limpiar las salas de autopsias, transportar los cuerpos de aquí para allá por las salas y asegurarse de que todo el equipo estaba limpio y preparado para ser utilizado por la doctora hunston. Los forenses del departamento nunca habían visto a nadie sentirse tan orgulloso de su trabajo. Todo el mundo lo apreciaba. Incluso ooiel capitán Lawrence. Sentarse a ver las autopsias le gustaba más que
cualquier otra cosa. A ninguno de los forenses le importaba. El turno de noche de Chris empezaba a las 7:30 p.m. y terminaba a las 7:30 a.m.
Le gustaba hacer el primer descanso a media noche; le daba tiempo a encenderse un pitillo y a comerse rápidamente un plátano, mantequilla de cacahuete y un sándwich
con miel. Chris le dio la última calada al cigarrillo, tiró la colilla y se quedó mirando cómo formaba un arco tenue y amarillo. Se levantó del pequeño banco en el que estaba sentado, dobló la bolsa de plástico del sándwich y empezó a caminar hacia el edificio del forense. Una mano fría lo cogió del hombro.

—¡Ey, Chris!

—¡Cielo santo! —Chris dio un salto y se volvió para ver la figura que había
detrás de él con el corazón que casi le salía por la boca—. ¿Estás loco? Me has dado un puto susto de muerte.

Omar Notley, la mano derecha y el detective privado de marcos de león estaba ahí. Le mostró una sonrisa amarillenta ensayada.

—Si hubiera tenido un arma ahora estarías muerto. ¿Te pone cachondo acercarte a la gente de forma tan sigilosa? —le preguntó Chris llevándose la mano al pecho, el
corazón se lo golpeaba.

¿QUIÉN MATÓ A BERYL HUNSTON? (2 PARTE)Where stories live. Discover now