Capítulo 23

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Narra Allison

Tres semanas habían pasado.

Tres semanas en la que el tiempo corrió tan rápido que nunca lo pude alcanzar...

Tres semanas en las que tuve que obligarme a cambiar.

Ya no podía ser lo mismo.

Ya nada era igual.

Mi vida había cambiado completamente, y no podía vivir aferrada a lo que tarde o temprano tendría que dejar atrás.

Tres semanas llenas de exámenes, del clima de otoño y de tres fiestas de Halloween a las cuales tuve que asistir por Jess.

El tiempo no me alcanzó para asimilarlo todo, no podía hacerlo, por más que quisiera, por más que lo intentara...

 La misma pesadilla regresa una y otra vez a mi débil cabeza.

Azrrael había venido a cenar con toda la familia, ante ellos éramos  oficialmente ese "algo".

Ya sabía Dios todas las mentiras que dijimos. 

Para ellos él era un estudiante de ciencias que cursaba el tercer semestre, estudiante de la facultad de estudios teológicos, ocultos y misteriosos ante el ojo ignorante del ser humano.

Había dicho que tenía unos hermosos padres que vivían a las afueras de Portland, y una abuela la cual sufría de Alzheimer.

La verdad, no sabía en qué momento había preparado la historia, solo sé que todos quedaron encantados, y eso fue lo que me llevó a preguntar, ¿Acaso los ángeles tenían padres? Miles de preguntas rondaban por mi cabeza cada vez que decía alguna cosa.

Por otra parte, había invertido el tiempo en leer los libros de mi padre, me había llenado de tortura y oscuridad, pero más allá de palabras comprendía su oscuridad, su túnel sin salida, al final era lo mismo que habitaba en mí.

No lograba conciliar el sueño por las noches, mi vida se volvía larga, cada día habían más cosas por asimilar...

Mi familia actuaba extraño, nadie comentaba nada de mí pequeña escapada en la primera fiesta de Halloween y todos parecían no tener nada qué decir o reclamar.

En pocas palabras, me encontraba en un momento en el que no sabía cómo actuar ni qué hacer, sabía que todo cambiaría.

Sentía que no tenía el control de nada.

No entendía cómo controlar esa fuerza que me transmitía el poder que en mi habitaba.

Papá tampoco sabía hacerlo, pero él vivía en el infierno y su oscuridad no se apagaba, no era aplacada, era todo lo contrario, crecía y se multiplicaba.

Hasta que conoció a mi madre...

Así que mantuve la esperanza firme.

Porque debía mantenerme firme y buscar un lazo que me atara a todo lo bueno de mí.

— Despierta...

Un escalofrío me recorrió el cuerpo y fue entonces cuando abrí los ojos sobresaltada y bañada en sudor.

Mi respiración estaba acelerada, y el viento azotaba con fuerza mi ventana.

Se escuchaba el susurro de las hojas arrastrándose y las copas de los árboles batiéndose con intensidad.

Cerré los ojos al darme cuenta que estaba en mi habitación.

Nuevamente estaba allí... En aquel oscuro lugar.

Sonrisa De Mil Demonios Where stories live. Discover now