Capítulo 25

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Narra Allison.-

La vida es constante del miedo que nos tenemos a sí mismos.

Miedo...

¿El miedo habitará en todos los corazones, tanto así como en el mío?

Esas eran las preguntas que rondaban por mi cabeza, en cada mínimo paso, en cada segundo de mi vida que siempre traía consecuencias.

Porque yo no era capaz de caminar sin arrastrar tras de mí la gran cadena de fuego, forjada con lágrimas y dolor, pasado y redención, misericordia y destrucción.

¿Qué pensar?

¿Qué esperar?

De una vida tan imperfecta.

De un vacío que nunca cede.

De un pasado que nunca deja de encontrarme.

La vida más irreal de todas es la que vivimos, no la que soñamos, no la que imaginamos, o en algún momento creímos tener.

La vida es una mierda.

Viva o muerta, la cadena estará atada a mí, hasta el fin de los tiempos, hasta el fin de la eternidad.

Mi cuerpo ardía, dolía, y quemaba en cada gesto, movimiento o mínimo esfuerzo de parecer normal.

Mi muñeca ardía tanto...

Y las personas que estaban a mí alrededor no ayudaban, me hacían sentir nerviosa y ansiosa.

¿Cómo no?

Thánato se acercó hasta Miguel para darle un abrazo, un abrazo que demostró la hermandad que tenían el uno del otro, el respeto y el amor.

- Frater meus.- Latín y más latín era lo que todos hablaban, la voz de Miguel resonó en la habitación, siendo potente e intimidante, como siempre.

Era de genes, ya que todos ellos tenían el poder de intimidar con su simple presencia, mirada, voz... Absolutamente todo en ellos te hacía sentir pequeña.

Luego de darse el fraternal saludo, Thánato se acercó hacia mí con su típica sonrisa.

Miguel lo observaba con detención, y pude apreciar confusión, al ver a su hermano arrodillarse a mí lado.

- Siempre será un placer verte.- Tomó con delicadeza mi mano vendada y dejó un casto beso allí, justo en el lugar que tanto me ardía.

Su mirada se centró en la mía en todo momento, sus ojos se oscurecieron y mi respiración se entrecortó.

Sentí el fuego que creció en mi interior al tocar mi mano, al besarla y sostenerla.

- Debo preguntar algo, me habéis dejado algo... Desorientado.- Exclamó Miguel ignorando lo que pasaba.- ¿Vosotros os conocéis? - Su acento salió confundido.

Era notable las veces que intentaba hablar utilizando palabras más comunes y normales, pero luego volvía su antigüedad que yacía demostrada en su voz.

Ignorando su pregunta Thánato siguió observándome fijamente mientras sostenía mi mano, la cual apretó levemente haciéndome verlo y dejar escapar un pequeño grito que dejó helado a Miguel, quien se acercó de inmediato.

El fuego se concentró en mi mano mientras él la apretaba, dolía, sentía que me estaban cocinando entera, mi cuerpo comenzó a temblar y él con su otra mano sostuvo mi barbilla, me obligó a verlo, y sus ojos me consumieron, sentí que todo daba vueltas y que sus ojos se aferraban a las puertas de mi alma.

Sonrisa De Mil Demonios Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang