Day 2.

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— Día de escuela por la mañana. Al menos no para Bakugo, quién estaba tumbado en su cama mirando la lisa superficie de su techo maldiciendo cada minuto que había perdido por el mediocre resfriado que lo detenía.

- Tsk, que estupidez. Hasta el idiota de Deku está avanzando y yo... todo por este resfriado de mier...

- ¡Ya volví Bakugo!

Anunció su llegada el chico de afilados dientes, los cuáles que se asemejan a los de un tiburón, volcando la conversación interna del rubio al quinto universo; “Al carajo la paz” fue la única frase que surcó su mente en aquel instante.

- ¡Baja la voz, torpe! Me duele la cabeza y llegas tu gritando como urraca loca.

- ¡Lo siento, Bakugo! Oye, ya que estamos aburridos ¡se me ocurrió una gran idea!

- ¿Usarte como saco de boxear?

- No está mal, pero tengo una mejor ¡Veamos películas!

- No.

Bakugo volteó en seco hacia la pared, evitando cualquier contacto visual con Kirishima pero, para su mala suerte, este lo tomó del hombro desprevenido y le hizo ver su rostro el cuál tenía una expresión similar a la de un perrito rogando por un paseo.

- Está bien. Pero tú vas a tener que traer los dulces cada vez que se acaben, no pienso pararme a nada.

- ¡De eso me encargo, Blasty! Solo relájate, no olvido que estás enfermo aún así que no te dejaré mover ni un dedo mientras yo pueda hacerlo por ti.

- Tsk, para eso estás aquí ¿no? ¡Y ya deja de ponerme ese apodo ridículo!

- ¡Claro, solo espérame a qué vuelva, Blasty!

- ¡Kirishima!

El pelirrojo salió de la habitación rápidamente, no sin antes recibir el impacto de un libro en su cabeza de parte de Bakugo, y se dispuso a buscar golosinas suficientes para no tener que interrumpir la película y recibir los regaños del rubio. Mientras tanto el ya mencionado aún se encontraba en su habitación, fue forzado a levantarse de su cama a buscar pañuelos para su mocosa nariz donde se topó con algo que claramente no pertenecía a su habitación, la billetera de Kirishima.

- Este idiota. Luego pierde su dinero y tengo que pagarle el almuerzo... ¿Que será esto?

...

- ¡Bakugo, ya tengo las cosas! ¿Que película quieres ver... Uh? ¿Que estás viendo?

Curioso, Kirishima se acerca a Bakugo solo para notar dos cosas. Una: No entendía como, pero Bakugo tenía su billetera; y dos: Estaba viendo las fotos que tenía de el en su infancia y una que aún conservaba de el en la secundaria; etapa la cuál no recuerda con tanto entusiasmo. Esto solo elevó su vergüenzometro al máximo y a arrebatarle nerviosamente la billetera al rubio de las manos.

- ¿¡Bakugo, cómo hallaste esto!?

- ¿Que? ¡Mejor agradeceme, torpe! ¡Estaba aquí mismo y ya deja de andar perdiendo tus cosas!

- ¡L-Lo siento! Es que me apena mucho mostrar estas fotos... no salgo bien en ellas, las conservo solo por si las necesito.

- Tienes razón, sales terrible.

Kirishima tembló, hasta a Bakugo le parecía deplorable, alguien débil, sin más que un poder fuerte que ni el mismo sabía fortalecer, alguien patético, definitivamente, sus ánimos habían bajado más rápido que lo que Iida llega a clases y regaña a todo el salón.

- Pero, es aún más increíble el cambio en ti desde ese entonces. Te ves más fuerte, y no me refiero a lo físico únicamente. Me alegra haberte conocido ahora, no querría cargar con tu deprimido trasero a todos lados y tener que ver cómo lo resuelvo al mismo tiempo.

Enfermo • KiribakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora