Capítulo 27

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    Bruno detiene el auto afuera de la casa de los Henstridge y apaga las luces, creando una extraña atmósfera.

Allie ha estado callada desde que salieron de la cafetería y solo pareció tranquila cuando entraron a una librería compró un montón de libros con su varita mágica en forma de tarjeta de crédito.

No existió la velada romántica que la pelirroja mencionó a Katherine y Jason con la intención de ver la reacción de su maestro.

La verdad es que Allie estuvo guiando a Bruno por todas sus tiendas favoritas y esperó pacientemente mientras él compraba distintos conjuntos de ropa y le pedía su opinión al respecto. Cenaron en un pequeño restaurante bohemio cerca de la estación de trenes y conversaron sobre temas casuales porque ella parecía demasiado distraída en sus propios pensamientos.

Bruno no hizo comentarios al respecto para no incomodarla y simplemente le siguió la corriente, haciendo bromas para hacerla reír y distraerse de lo que fuese que la estuviera molestando.

—Gracias por traerme —agradece la pelirroja con un amago de sonrisa—. Lamento no haber sido Miss Simpatía.

—No tienes que disculparte. Todos tenemos días así —la tranquiliza, antes de bajar del auto para abrirle la puerta. Los modales hacen al hombre después de todo—. Escucha, sé que te gusta leer y cuando estábamos en la librería parecías bastante perdida en tu mundo y decidí comprarte un regalo para agradecerte por ser buena conmigo. Ya sé que probablemente lo haces porque tu padre te lo pidió, pero de todas maneras es lindo tener a alguien.

—Mi papá no tiene esa clase de poder sobre mí. Soy capaz de elegir a mis amigos y te prometo que no me siento obligada a salir contigo —sonríe. Es cierto que su padre parece estar feliz de verla pasar tiempo con Bruno, pero Allie no es su amiga por esa razón. Bruno es un buen chico y merece tener a alguien que se preocupe por él—. No tenías que comprarme un regalo —niega, cuando su amigo le pasa una bolsa de papel con el logo de la librería.

—No hay problema. Ábrelo —pide, nervioso. Ella saca el libro del interior de la bolsa y alza ambas cejas—. Vi que te gusta la fantasía y tambiénquería iniciarte en el mundo de la literatura latinoamericana, así que pensé que Cien Años de Soledad era una buena opción. Es una edición nueva y-

Bruno no puede seguir hablando porque Allie lo toma de sorpresa al abrazarlo con fuerza. La estrecha entre sus brazos y deja un beso casto en su cabello, aspirando el dulce aroma de su shampoo de frutos rojos.

Se terminan de despedir y Allie camina por el camino de la entrada con sus bolsas de compras.

Entra a la casa y deja las bolsas en el living antes de dirigirse a la cocina para avisarle a Tina, la asistenta/niñera/confidente, que volvió a tiempo y que es libre de ir con su familia.

Evan y Sarah salieron hacia Hartford en la mañana porque los invitaron a una cena de caridad y posterior subasta por lo que la casa está completamente silenciosa, solo se puede escuchar el ruido del lavavajillas y el sonido de la música ochentera que Tina disfruta cada vez que está sola.

La pelirroja se acerca sigilosamente para asustarla, pero se queda de piedra junto a la puerta.

—He estado aprendiendo todas las recetas que me enviaste por correo —dice Prue, sentada en la isla de la cocina mientras ayuda a Tina a secar las ollas—. No puedo creer que gastara tanto dinero pidiendo comida a domicilio.

—Ay, corazón, eso es porque tus padres te tenían como a una princesa y ahora te vales por ti misma. No importa lo que digan, yo creo que es fantástico que te independices.

—Tampoco es como que esté completamente independizada. Mamá hizo el cheque para cubrir mi parte del arriendo del apartamento hasta mediados de junio. Es probable que tenga que mudarme a Greenwich Village o Brooklyn. Cualquier lugar es más barato que el Upper East Side. Manhattan es un sueño porque las series y películas contribuyen en hacerlo de esa manera, pero es un derroche de dinero.

Just That Girl: Porque amar nunca fue tan prohibido ✔Where stories live. Discover now