Prefacio.

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Como en cualquier otro reino, siempre existía algún problema, la cuál, causaba la rebeldía entre los habitantes. Y ante eso, obviamente, necesitaban soluciones rápidas, sobre todo, sencillas, porque tampoco es como sí les importara mucho ser unos monstruos. Ya que, derramar sangre era uno de sus tantos pasatiempos favoritos.

Y por supuesto, bajo tanta presión, es lo que todos en el comité quieren. Que todo sea fácil. ¡Pero tristemente no lo es! Sobre todo para algunas personas, que no nacían con la capacidad de ser un líder y poder controlar a un pueblo que era jodidamente exigente. Pero no.. este no era un "pueblo" cualquiera. Claro que no, ¡Este era el mismísimo infierno! Sólo que, esto lo digo de manera literal, así que, bienvenidos al infierno.

Demonios, mutantes, almas intranquilas, personas interesantes... existía de todo en ese lugar, incluso de podría decir el que este es el pueblo con más habitantes. Independientemente de si es la vida de ultratumba o no.

El gobernador, un exiliado del paraíso, él conocía lo que era el miedo, lo que era la tristeza. Y mayor aún, la traición. Él era un ser capaz de las peores atrocidades, creía que los seres humanos aún no conocían la maldad absoluta. Jamás tuvo corazón, o bueno, sí que lo tuvo, pero a lo largo de los años; de los siglos, se fue pudriendo sin tener algún punto de retorno.

Como en la tierra, era usual que se haya oído hablar sobre las mil historias que relataban sobre los profetas, como lo sería Elías. O de otros, como lo podría ser, Juan el Bautista. Bueno, en el inframundo existían otro tipo de profetas, ellos comunicaban a la realeza que pronto nacería un nuevo líder, aquel que sería el conducto perfecto para llevarlos hacia su ansiada victoria ante el cielo.

Victoria ante el ser más
poderoso de todos los tiempos.
















la profecía « maycuryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora