Pie a la duda.

74 10 36
                                    

Cuando no te vea, te sentiré.

Lo abracé con fuerzas, incluso quitándole el aliento.

-Fu, no puedo respirar -Dramatizó.

-No te soltaré, por imbécil. -Refunfuñé.

-¿Por qué? Creí que ya me habías perdonado.

-Hum... Sí pero no.

Lo solté de golpe -¿Cómo harás que confíe en ti?

-¿Por qué no lo harías?

-Fuiste muy contraproducente al irte esta mañana.

Se cruzó de brazos callado. Apoyó su peso en la cadera sin quitar su expresión de "silencio, genio pensando" y al rato dijo: -Si crees que no me gustas, es bastante sencillo, se lo gritaré al mundo si es necesario.

-¿De qué estás...?

Salió con una patada que alertó a los chicos y apenas abrió su tonta boca me lancé a cubrirla.

-¡Narancia!

Me miró hacia arriba con cara de perro regañado. -¿Qué mierda estabas por hacer? ¿Estás loco?

Lamió mis dedos hasta que lo solté -Sí, loco por ti, bruto.

Eso sí sonó frente a todos.

«Oh por Dios...»

-Vaya vaya, mis frases funcionan, tu rubio se puso todo rojo, amigo.

-¿Tu rubio? -Repetí por inercia.

-Sí bueeeno... Mista lo sabe. -Rascó su mejilla avergonzado.

Enojarme no tenía sentido, Abbacchio lo sabía, quizás Bruno también, así que, la banda sabe de nuestro noviazgo.

Nos costó pero al final tomamos asiento uno junto al otro. Como siempre, pero con un fresco sabor a nuevo.

-Felicidades chicos -Dijo Bruno enternecido.

Nara reía y reía alegre, reluciente, como si fuese todo un hito. Como si salir juntos fuese toda una hazaña.

-¿Fu? ¿Todo bien?

-Sí, todo bien -Contesté un poco ido.

No me creyó para nada, y en su lugar tuvo el gesto mas bonito que he podido sentir.

-Te quiero~ -Dijo besando mi mano frente a todos.

Sentí que iba a explotar de emoción y vergüenza hasta que su risa calmó todo para continuar a como solemos actuar. Algo que realmente agradecí.

«Solo él puede cortar tanta melosidad de forma tan sutil»

-Que lindo. -Murmuré para mi mismo.

«Si supiera que solo me perdí mirándolo... Pff»

Los males habían pasado, perdoné a Narancia por ser un tonto y calmé un poco mi impulso depresivos  para volver al trabajo.

Ésta vez (y como nunca) nos tocó hacer equipo juntos, era un caso que el mismo Narancia había pedido, y que claro, por su habilidad, era el más indicado.

... Todo fueron risas y juegos hasta que Narancia encendió el auto.

-¿Un chico suicida?

-Hm... Sí, eso dijeron sus padres.

-¿Y por qué pedirías un caso así? Nunca te he visto particularmente interesado en algún trabajo antes

-Sí, Bruno dijo algo parecido pero... Es un poco personal. —Se encogió de hombros.

Por ti volaré.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora