Chapter XXIV

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- ¡¿Dónde está?! - Matthew alzó su vista del computador y frunció el cejo. Se encontraba en una de las áreas de descanso del hospital, el lugar estaba calmo hasta que la mujer entró, azotando la puerta detrás de ella.

  - ¿Dónde está quien?- Solar se acercó, amenazadoramente, lanzándo todo lo que estuviera a su paso.

  - No me hagas perder la paciencia Matt- el hombre suspiró. Cerró el aparato, se levantó del escritorio, tomó su maletín y guardó lentamente su computador en el mismo. Una vez listo, caminó hacia la mujer y la enfrentó.

  - Esa niña ya no está en Corea, y eso es lo mejor para tod- Solar lo abofeteó. Matthew frunció aún más el cejo y tomó la mano de la mujer cuando esta intentaba golpearlo nuevamente. - Golpearme no va a solucionar tu problema Solar- la mujer lo empujó con toda su fuerza, él la soltó.

  - Déjame en paz Matt, voy a encontrarla- lo miro con rabia, -Y si es que ayudaste a que la alejaran de mí..- lo amenazó, Matthew no se inmutó ante la actitud de la rubia.

- No ganarás nada con amenazas, solo acepta que está mejor sin tí- sin más que añadir; se retiró, no sin antes observar que Solar no parecía calmarse.

Iba caminando, alejándose de la oficina donde previamente había tenido el percance con la fisioterapeuta; iba con su cabeza en las nubes y su mano empuñando el maletín, no se dió cuenta a donde se dirigía, hasta que estuvo frente al área de pediatría.

Sonrió cuando observó a otra de sus amigas, Hwasa, sosteniendo a una niña pequeña, sonriendo y hablando con los padres de la menor. Sabía lo mucho que Hwasa quería hijos.. sabía que él nunca pudo dárselos.

Suspiró y regresó unos cuantos pasos, estaba por alejarse definitivamente, cuando sintió la eminente presencia de la pediatra detrás de él.

  - ¿Te vas sin saludar?- Matthew sonrió de vuelta y rasco su nuca. Ese acento característico de la pediatra era inconfundible. Se volvió, enfrentando a la que antes fuera su prometida. La mujer se veía hermosa, siempre lo había sido, con su largo cabello azabache, un lindo lunar en su mejilla y esa sonrisa socarrona que siempre portaba.

  - Parecías ocupada- la mujer se acercó a él, tomó al hombre por los hombros y apretó un poco el agarre sobre su impecable bata blanca.

  - Sabes que siempre podemos hablar, no importa qué- Hwasa lo miró y vió la duda en los ojos del contrario. - ¿Qué pasa?- .

___

  - Mina..- la voz de Chaeyoung se apagó mientras ese ligero sonido salía de su boca. Sus ojos inmediatamente se nublaron ante la angelical presencia de la japonesa. Angelicalmente diabólica, pensó.

La mayor la observó sin decir palabra, simplemente se quedó contemplándola. Cuando reaccionó, unos segundos más tarde, suspiró.

  - Chae.. ¿Se encuentra Nayeon?- cambió de tema, si es que había un tema iniciado. No había visto a la menor desde ese día en el hospital y ahora, verla despierta, ver sus tristes ojos mirarla... necesitaba algo con qué distraerse de la necesidad de tomarla en sus brazos y nunca dejarla ir. Además, hablar con Nayeon era su intención desde que salió de su departamento.

Chaeyoung se alejó un poco y tomó una respiración profunda. Suspiró antes de hablar.

  - Ella.. salió- le costó un mundo pronunciar esas dos palabras. Sentía que Mina absorbía todo el oxígeno directo de sus pulmones. La mujer la observó y asintió, comenzó a caminar hacia su camioneta, lista para irse. - ¡Mina!- se apresuró a decir Chaeyong; ella en verdad no quería quedarse sola. Últimamente le tenía un terror inmenso a la soledad. No dijo nada más, pero Mina pudo ver en sus ojos que no quería que se fuera.

Addicted | [Michaeng] G!P Donde viven las historias. Descúbrelo ahora