Postre.

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♡•°.: → TodoBaku cocinando un postre es tipo...

Shōto, en mucho tiempo, se había dedicado a cocinar algo, aunque fuese un desastre, así que ahí estaba, yendo de un lado a otro en la cocina, revolviendo, mezclando y sirviendo. 

No es que fuese su especialidad, o que fuese el postre que más le gustase, pero una vez lo vio hacer de parte de Fuyumi y quería saber cómo era.

Estaba en las últimas, sólo quedaba dejarlo en la nevera un rato para que el merengue no se derritiera. Abrió la puerta de este y se acuclilló en frente, dejando la budinera sobre sus piernas un momento mientras hacía un poco de espacio dentro.

— ¿Qué haces, Shō? — la voz de su novio le asustó, ya que no le había sentido bajar. Dio un pequeño respingo, haciendo que la superficie de cristal se deslizara y cayera de lleno al suelo. El menor se quedó viendo por un momento esto, temblando levemente.

Katsuki le observó algo extrañado y desconcertado.

— Oye, amor-... — se calló al notar como un par de lágrimas bajaban por la mejilla visible para él del menor. Se acercó rápidamente y se agachó a su lado, con cuidado de no tocar el cristal roto. Acarició la piel del bicolor e hizo que le mirase, mas este se negó.

— Ven. — sujetó su mano con delicadeza y le alejó de los vidrios que le podrían lastimar. Le llevó hasta el salón, que estaba de frente a la cocina, e hizo que se sentase en un sofá. — Ya vuelvo, quédate aquí.

Shōto asintió suavemente.

El cenizo volvió a la cocina y limpió todo con cuidado. Hizo una leve mueca al saber que su novio se había esforzado al hacer aquél postre ya que todo el mesón estaba hecho un desastre.

Al acabar, fue con su chico y se sentó a su lado, sujetando su mano y acariciándola con ternura, entregándole algo de calor.

— Lo siento. — susurró, de primeras, Shōto. Katsuki negó rápidamente. — Quería cocinar algo por mí mismo otra vez... Y tal vez dártelo... Pero ya viste que soy un fracaso.

La risa irónica del cenizo llamó la atención del bicolor, quien le miró.

— Es mi culpa y lo sabes, llegué de repente y te asusté. — subió una de sus manos hacia la mejilla de su chico y la acarició nuevamente, haciendo que Shōto se acurrucara en esta, como si de un gatito se tratase. — Lo siento, cariño.

El corazón del menor comenzó a latir rápidamente al escuchar esto último. Su cuerpo entero se había llenado de calor, y sus ojos se cristalizaron nuevamente. De un momento a otro ya estaba abrazado al cenizo, llorando y empapando la sudadera de su chico.

— Pero, hey, no llores. Hagámoslo de nuevo juntos. — Katsuki soltó una pequeña risa suave, intentando tranquilizar a su novio, el cual temblaba como si de una gelatina se tratase. — Vamos.

Se levantó con cuidado y sujetó las manos del menor con ternura, tirándole suavemente para que se levantara y así ir a la cocina.

Estuvieron un buen rato allí, Katsuki intentando por todos los medios sacarle una carcajada o sonrisa a su novio, cosa que funcionó en varias ocasiones.

Al final del día, tenían el postre nuevamente hecho y guardado en la nevera como debía de ser.

Katsuki había acabado acorralado entre el abrazo de su novio y la encimera.

— Gracias. — susurró el menor, escondiendo su rostro en el pecho del cenizo, quien acabó por corresponder su abrazo.

— No tienes que dar gracias, sabes que haría todo por verte feliz. — admitió, haciendo temblar nuevamente al bicolor. Katsuki simplemente sonrió enternecido.

Shōto sin duda era su más grande tesoro y le encantaba.

Me puse soft con este kskd adiós, tengo sueño

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Me puse soft con este kskd adiós, tengo sueño.

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