30. Amigos/familiares chismosos.

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Esto es bastante común aquí en Venezuela, sobre todo para las personas de nuestra edad.

Por alguna extraña razón siempre salimos perdiendo, siempre.

Historia: Pedro Nicolás y yo (nombres inventados)

Era la fiesta de mi tía Yubexis, madre de mis dos primos, Carlos Ignacio y Pedro Nicolás, de 11 y 6 años. La fiesta se realizaba en el apartamento de una de nuestras primas mayores.

Tenía que admitir que eran mis primos favoritos, me divertía mucho con ellos y eran la mayor parte de mis risas.

Al cabo de una hora, ya eran las 8:00 pm, Pedro Nicolás cayó en un profundo sueño mientras veíamos la segunda parte de "Son Como Niños". Ese era nuestro hobby cada vez que nos veíamos, poner películas de comedia mientras comíamos restos de Platanitos y Doritos. Carlos Ignacio y yo comenzamos a reir una vez que escuchamos los ronquidos de Pedro Nicolás, tan sólo un niño de 6 años.

Horas antes, habíamos estado en el parque. Yo, hablando por teléfono con mi mejor amiga, Achli Vaskes, y ellos jugaban al sube y baja.

Sin darme cuenta, Pedro Nicolás había estado escuchando mi conversación con Achli, donde hablábamos entretenidamente sobre salir algún día a tomar un helado, tal vez solas y sobre nuestras locuras de mejores amigas, o sea, diciéndonos piropos entre nosotras.

—¿Cómo se llama tu novio? —Preguntó Pedro Nicolás.

—¿Qué te pasa, Engendro, tú eres loco? —Le respondo.

—¿Y por qué está más bueno que Christian Grey?

—Nojoda, ¡yo no tengo novio!

—Pero…

—Cállate, ese no es peo tuyo, de todas formas.

Puso cara de asombro.

—Deja de decir groserías —QUE HUEVO, PUES.

—Mira, carajito, tú no me vas a decir qué hacer y qué no. Cállate la jeta.

—¡Le voy a decir a mi mamá! —Respiré profundo.

—Te dije que te callaras, nojoda. Tú le llegas a decir a tu mamá y te metes en peos conmigo, ¿me oíste?

Asintió y salió corriendo en dirección al ascensor del apartamento. Le iba a decir a mi tía Yubexis, bulda e' pasado.

Jalé a Carlos Ignacio del brazo para ir detrás de Pedro Nicolás. Él me entendía, yo tenía 14 y él 11, no era mucha la diferencia, de todas maneras. Él ya era grande, lo suficiente como para omitir mis groserías, de igual forma, él lo hacía y teníamos un pacto de no decir nada a nadie.

—¿Tú eres loco? Cuando vuelvas a correr así te voy a meter un coñazo —Le advertí mientras me ponía a su lado esperando el ascensor.

—Pero es malo decir groserías —Lo quería matar, literal. Lo empujé y, como la barajita que es él, se cayó fácil. Se puso a llorar, nojoda, tremendo día.

—Pedro Nicolás, deja de llorar ya. Que después mamá se entera que lloraste y nos metemos en un problema —Interviene Carlos Ignacio.
Pedro Nicolás se calmó mientras se levantaba. Me daba un poco de miedo, porque él es capáz de decirle a cualquiera que yo lo empujé.

—Quiero irme —Pronunció Pedro Nicolás mientras íbamos en el ascensor.

¿Por qué queria irse? Podrá ser un enano que no comprende la vida, pero él mismo es el que quiere ser un chismoso y ahora está pagando las consecuencias.

Típico de un Venezolano.Where stories live. Discover now