Jueves 18 de abril de 2019 - Port Erillos
Esa misma tarde, al llegar a casa de Eloy golpeó la puerta de su taller, al no obtener respuesta, entró por la puerta del jardín. Fue allí donde lo encontró, con un pack vacío de cervezas tirado en su costado. Sentado en una mesa llena de herramientas bebía aparentemente la sexta cerveza. Sus pies no alcanzaban a tocar el piso y hacían jueguitos con una pelota de fútbol invisible.
—¡Eloy! ¿Estás bien? —interrogó Lucio, sabiendo que su aspecto demostraba lo contrario.
Intentó responder, pero las palabras se le resbalaban del mismo modo que lo hacía su cuerpo sobre la mesa, Lucio acudió en su ayuda antes de que se golpeara contra el suelo.
—Vamos adentro así te recuestas un momento —dijo Lucio llevando a rastras a su compañero.
Mientras Lucio buscaba la cafetera, notó el desastre que había en la casa. Grasa en las alacenas, pilas de diarios viejos, botellas vacías en los rincones, y tornillos desparramados por el piso. Parecía que un tornado furioso había entrado en esa casa. Suponía que no vivía de esa manera con Clara, ya que ella era su antítesis, ordenada y meticulosa con la limpieza. Finalmente corrió unas cajas de la mesada y encontró la cafetera. Preparó un café bien cargado mientras Eloy dormía despatarrado en el sillón. Decidió esperar para darle la bebida espirituosa, ya que todavía se encontraba en un estado de inconsciencia.
Luego de veinte minutos, cansado de esperar, Lucio zamarreó a Eloy para despertarlo. A pesar de que estaba frente a un hombre dañado por el amor y que había ahogado sus penas en alcohol, debía aprovechar el momento para aprender a disparar, en este caso la necesidad tenía cara de mujer. La resaca era fuerte aún, por lo que empezó a hablar en voz baja, para que el eco interior no vibrara en su cabeza.
—¿Hace cuánto estás aquí? —preguntó Eloy.
—Media hora... Tal vez más. ¿Qué haces tomando tan temprano?
—En realidad no he tenido una buena semana.
—Supongo que estás así por Clara. No sabía que estabas tan afectado.
—Sí, gracias por visitarme.
Lucio sabía los hechos en torno a su relación con Clara, pero no quería tocar ese tema, su atención estaba en otro lado. Sin embargo, Eloy también era su amigo, a pesar de estar totalmente en desacuerdo con su actitud en el bar, su manera de llevar la relación y el trato hacia Clara.
Lucio le acercó el café caliente bien cargado. Él lo bebió, de inmediato frunció su cara y chillando le dijo:
—¡Diablos Lucio! Con esto no sé si se me pasará la resaca, o si moriré de una úlcera. Eres pésimo haciendo café, aunque excelente para levantar un cuerpo alcoholizado. Dime... ¿Qué te ha traído hasta mi casa?
Sabía que la visita era extraña, pocas veces ellos habían estado a solas, era sabido que su punto de unión en la amistad lo ejercía Clara.
—Después te explico, primero dime ¿Cómo estás? —preguntó Lucio nervioso—. No es bueno verte así.
—Trato de pasar el mal trago. Creo que esta vez sí se le acabó la paciencia.
Confesó ser un estúpido por buscar el número de esa mujer, tenía en claro que hacía tiempo le venía reclamando más atención. Él lo sabía bien y se había arriesgado a que ella siguiera con su inmensa paciencia por sus idioteces.
Clara siempre había sido considerada en su relación de pareja, Lucio no entendía el porqué. Ella siempre trataba de demostrarle sus malas actitudes, muchas incluso egoístas. Eloy venía de una familia donde el buen trato hacia los demás no era lo primordial, eso lo llevó a tener malas relaciones que rozaban la agresión verbal. Clara sabía eso, pero había visto un lado amable en él. Como muchas mujeres, confiaba en esa pequeña chispa de bondad para progresar en una relación, pero su ego lo llevó a repetir estupideces que fueron apagando su paciencia. Es así como se vio reflejado el hecho de que cuando una mujer reclama es porque todavía la relación le interesa, pero cuando deja de hacerlo es porque ya se ha cansado y no queda nada que rescatar.
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Sueños de Guerra
Historical Fiction🏆NOVELA GANADORA DE LOS WATTYS 2021🏆 Un solitario profesor de Física se verá involucrado en un viaje para salvar a una mujer del pasado. ¿Qué hará por amor? ¿Elegirá 1945 o continuará en el 2019? El tiempo guarda un secreto. Su aventura de gue...