¡Oye, Brooke! (Ya en físico por Amazon. )

6| ¡Vaya pareja!

La clase pasa más pronto de lo que pensé, el casanova como le he empezado a decir no para de mirarme lo cual me tiene muy incómoda, lo ignoro todo el tiempo. Al sonar la campana todos salen para el almuerzo, tomo mis cosas, me despido de Austin y me encamino a la cafetería en el interior del instituto.

Es enorme, hay mesas y estudiantes por doquier; en el centro, como es típico en las películas, están las porristas, los de bandas de algún tipo ya sea rock o algo por el estilo, los populares con apellido de los fundadores del lugar y, claro, los del equipo de futbol y justo ahí está Austin, quien es el capitán.

Ahora entiendo por qué prefieren esta área para almorzar, tiene aire acondicionado y afuera te rostizas viva.

Por segunda vez una de las porristas me habla, pero esta vez me toma del brazo y me acerca a su mesa.

—Hola Brooke, soy Victoria Fox, me da mucho gusto conocerte al fin. Hemos oído mucho de ti y, bueno... mírate, con los rumores que corren y con tu apariencia, seguro seremos íntimas —dice con una voz chillona que me parece ciertamente insoportable. Quito el brazo de su agarre bruscamente ya que me está lastimando con sus uñas, pero ya estamos frente su mesa, donde hay unas cinco rubias y una pelirroja, más tres chicos con sus respectivas novias, todas me sonríen hipócritamente —y digo hipócritamente porque varias me miraron mal en literatura y en la entrada—.

—Disculpa, Vecky, pero ya me han invitado antes a almorzar y sinceramente, no creo que congeniemos tu y yo y menos tus amigos. No quiero ser grosera, pero la verdad ya tengo donde sentarme —digo sincera, soy, de hecho, muy cortés, ciertamente no tengo nada contra ella.

—Mi nombre es ¡Victoria!... Oh, si, ya me han dicho, con el grupo de Kenya. Si, bueno, no pensé que en tu primer día cayeras tan bajo. Es cierto no congeniamos en nada, por lo visto yo tengo clase y aspiro a más, y tú, bueno, te conformas con las migajas, aunque ciertamente te ayuda mucho tu novio.

Primero pensé que me diría la línea de "Juego de Gem elas" y de verdad ya copiarían demasiado las películas en la vida real.

Pero luego fue como de, retiro lo dicho, ¡Ahora si tengo algo contra ella!

Ignoro lo del novio, pero no voy a dejar pasar lo otro.

—¿Sabes qué? Tienes toda la razón, si para ti aspirar alto es insultar a quienes te rechazan, aludiéndote con que tienes clase por tu alta autoestima, claramente sobrepasada y cuando simplemente es una farsa ya que si de verdad tuvieras autoestima no atacaría a quien no desea estar a tu alrededor ni aludiría lo que es y lo que no es, que solo le habla a quien le conviene y cuando se le pegue la gana... entonces creo que sí, tienes razón, me conformo con eso que llamas "migajas". Ahora, si me disculpas, tengo cosas más importantes que hacer que en estar con una chica tan hueca y superficial en el aspecto a las relaciones como tú —hablo, tal vez, y solo tal vez, levantando un poco la voz. Pero el coraje me invade, ahora todos nos miran con interés, varias del grupito me miran con odio a excepción de la pelirroja que se muerde el labio para evitar la risa.

—¿Y tú quién te crees para hablarme así, estúpida? No sabes con quien te has metido, te arrepentirás y de la peor forma, eso te lo juro —brama furiosa.

—Creo que tu palabra dejo de tener validez al ofender primero al yo rechazarte, pero no te tengo miedo ni a ti ni a tus estúpidos estereotipos de mierda. Ya sabes quién soy y donde encontrarme. —Me doy media vuelta y me acerco a la mesa de Sofía a unas dos mesas de los del equipo de futbol, todos los de la mesa de Sofía me miran atónitos, o mejor dicho todos en la cafetería. La sangre me empieza a subir a la cara, jamás hice tal cosa, en mi otro instituto nadie se metió conmigo de manera directa y no tuve la necesidad; mas ahora, todos me miran y eso me da vergüenza. Me acerco a ella quien se lanza a abrazarme y todos vuelven a lo suyo, la quito de inmediato, pero parece no importarle.