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Auschwitz, mayo de 1943 

La primera persona a la que acudí para pedir consejo fue Anna. Además de ser una anciana juiciosa y tener un gran corazón, parecía una mujer perspicaz y poco manipulable. En Auschwitz no era muy fácil pensar con claridad. Los sentimientos parecían anestesiados, pero al mismo tiempo todo el ambiente era asfixiante e impedía que vieras las cosas con cierta perspectiva. 

Aproveché uno de los pocos momentos tranquilos de la tarde en los que la anciana se sentaba en la entrada de la barraca y me puse a su lado. Anna me miró con una expresión de infinito amor. Sus ojos vidriosos surcados por profundas arrugas parecían adivinar cuáles eran mis preocupaciones. 

—¿Qué te inquieta? —me preguntó la anciana antes de que le contase nada. 

—Estos días han sido muy difíciles para mí. Además de las liquidaciones de los barracones, los SS nos han obligado a seleccionar a los prisioneros infectados de tifus para sacarlos del campamento. Nadie nos ha informado de lo que les harán, pero todos sabemos que no los han trasladado al campamento médico. Se los llevaron en camiones y ninguno de ellos ha regresado con vida del sitio al que los llevan —comenté compartiendo mi inquietud. 

—Muchos han muerto y otros muchos morirán. Los nazis no nos trajeron hasta aquí para cuidarnos, lo único que quieren es controlarnos y si les molestamos nos matarán. No deseo que te hagas ilusiones, aunque tú, al ser alemana, tienes algunas oportunidades más que nosotros para sobrevivir. Esos racistas nos ven como poco más que bestias, para ellos tú eres únicamente una mujer de raza aria que se ha vuelto loca al venir con sus hijos gitanos a este campamento —contestó la anciana con tono suave. 

Me gustaba mucho que Anna tuviera esa capacidad de ser optimista dentro de su realismo. No se engañaba a sí misma, como lo hacían otros muchos prisioneros. Cuando uno llega a cierta edad, la vida no es capaz de sorprenderte o confundirte por completo. Los gitanos habían sido perseguidos casi desde su llegada a Europa quinientos años antes. Reinos, imperios y leyes los habían intentado exterminar o asimilar, pero, mientras que todos aquellos habían desaparecido, los gitanos seguían viviendo igual que hacía más de medio milenio. 

—El doctor Mengele me ha ofrecido abrir una guardería en el campamento y dirigirla —le dije sin poder esperar más. 

Anna no pareció sorprenderse. Aunque la idea pudiera parecer muy descabellada, una broma de mal gusto con la que los nazis querían reírse una vez más de nosotros, la anciana apenas reaccionó, se limitó a mirarme fijamente a los ojos y decir: 

—A qué esperas para hacerlo. Nada peor puede suceder a estos niños. Al menos tendrán un lugar en el que jugar, estar recogidos y olvidarse en parte de este maldito lugar. Desde que te vi la primera vez supe que Dios te había enviado para aliviar en parte nuestro dolor. Parecías perdida, confusa y asustada, pero en el fondo de esa mirada había una gran determinación. 

No contesté a la mujer, me limité a abrazarla y comencé a llorar. Por primera vez desde que estaba en Auschwitz no lo hacía por desesperación, rabia o miedo, simplemente la tensión de los últimos días me había destrozado el corazón. Nunca había pensado que tener en tus manos la vida o la muerte de otras personas fuera aún más terrible que sentirte tú misma en peligro. No me fiaba del doctor Mengele. Desde su llegada, las cosas en el campamento habían empeorado, pero tal vez de alguna manera podría utilizar su vanidad para ayudar al resto de los prisioneros. Era un juego arriesgado, pero estaba dispuesta a asumir el peligro. Los niños tendrían un lugar limpio, seco y caliente donde estar, mejorarían su alimentación y su estado de ánimo. Merecía la pena intentarlo. 

A pesar de mi determinación, decidí ir hasta la barraca donde dormían los médicos y enfermeras para hablar con Ludwika. Ella llevaba más tiempo que yo en Auschwitz y había trabajado con las SS. Tal vez podría darme una segunda opinión sobre el asunto, antes de tomar una decisión definitiva. 

Canción de Cuna de Auschwitz - Mario Escobar.Where stories live. Discover now