CAPÍTULO 19

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COMUNICADO IMPORTANTE

Cada capítulo lo leen entre 300 y 600 personas, sin embargo, por capítulo solo hay 60 votos. 

Lo siento mucho, pero así no me dan ánimos de seguir publicando. Este es un trabajo que hago de modo GRATUITO, lo MÍNIMO que pueden hacer es VOTAR. 

Sí, en este capítulo no votan acorde al número de personas que leen, dejaré la novela tal como está. Que sepan que publico con cariño, pero el mundo es de dar-recibir. No solo dar.

Saludos desde Ecuador,

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Dimitri.

Principado de Mónaco, Europa.

Sesenta días después...


Dimitri contempló el anillo que llevaba en el dedo

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Dimitri contempló el anillo que llevaba en el dedo. Brillaba, ufano, con la luz de la lámpara de cristal del salón en el que estaba gestándose la partida de Póker. No era adepto a los juegos de azar, pero esta ocasión tenía que ver con un negocio. Consistía en estudiar el entorno, y hacer un análisis para implementar nuevos sistemas de seguridad en la casa de vacaciones de ese asesor financiero de Wall Street.

De vez en cuando solía hacer el trabajo que, en la red de negocios "limpios", de verdad decía ofrecer Constinou Security. Aceptaba uno o dos clientes de ese estilo al año, más por diversión o relax, y porque lavar dinero le fastidiaba. Prefería hacerlo rápido, aunque sin el tiempo perdido que implicaba hallar formas adicionales de pasar dinero sucio a través de los sistemas legales de recaudaciones.

—Excelente partida, señora —dijo Dimitri, mientras recogía las fichas que le representaban una ganancia de novecientas mil libras esterlinas.

Mónaco era un paraíso que solía disfrutar rara vez. Una lástima que en esta ocasión tuviera que estar vinculado al trabajo. Empezó a salir del salón, mientras sus hombres también lo hacían con sigilo. Llevaba dos meses sin ver a Sienna.

Sesenta putos días sin su esposa.

No creía que existiese un infierno en la Tierra más cruel que ese... Romperle el cuello a una persona o apretar el gatillo de una pistola no le causaba pestañeo, pero haber dejado a la mujer a quien amaba en plena madrugada, sin que ella lo supiera, se asemejaba a la sensación de ser envenenado y perder la capacidad de respirar súbitamente. Sí, una vez lo trataron de matar de aquel modo. Gracias a su médico continuaba vivo, aunque no podía decir lo mismo de los que orquestaron el atentado.

La imagen del curvilíneo cuerpo desnudo enroscado al suyo, después de la noche increíble que tuvieron, fue la gestión más difícil que podría recordar. Cada día era una tortura sin ella. Su humor era más ácido. Sus métodos más letales, y sus hombres parecían temer incluso cuando iba a agarrar un vaso con agua, porque creían que iba a dispararles de un momento a otro. Sí, se sentía volátil, enfadado y con un gran peso en el pecho que no lo lograba apartar por más ocupado que procurase mantener su tiempo.

El Placer del Engaño / FINALIZADA / Todos los derechos reservadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora