Capítulo 26

4.2K 271 114
                                    

Tiana Miller.

Mi cuerpo sigue aferrado al suyo. No quiero soltarlo, sentir que de nuevo estoy sola y perdida. No quiero volverlo a experimentar nunca más.

Siento su mano acariciando mi espalda, dándome pequeñas acaricias. Mis ojos se encuentran cerrados, los aprieto con fuerza queriendo evitar que más lágrimas salgan de mis ojos, pero me es inevitable.

— Ya está, ya todo va a estar bien. — Susurra muy cerca de mi oído. — Ya te tengo conmigo.

Noto como comienza a caminar, no hace el intento de soltarme, es más, me atrae más hacia él. Con una de mis manos seco las lágrimas, quedando mis mejillas húmedas, apoyo mejor mi cabeza en el hueco entre el hombro y el cuello, y descanso, relajando por fin cada músculo de mi cuerpo.

Su aroma cala por mis fosas nasales. Extrañaba tanto ese olor, menta mezclado con tabaco, una combinación que solo a él le queda muy bien. Olfateo disimuladamente, transportándome a viejos recuerdos de nosotros dos, buenos o malos, pero son nuestros.

— Venga vámonos a casa. — Habla de nuevo Hades, vibrando con fuerza su pecho. — Tú móntate en aquel auto.

Unos pasos suenan cerca de nosotros, pero no quiero abrir los ojos. Quiero seguir en este estado de tranquilidad y paz, no quiero ver de nuevo el cadáver de Marcus, ni los coches volcados, tampoco quiero ver más armas por un tiempo, pero sobre todo no quiero volver a sentirme sola.

— ¿Quieres que vaya con vosotros para comprobar que todo anda bien? — La dulce voz de Mia suena muy cerca de nosotros.

— No, mejor luego en casa.

— ¿Seguro?

— Sí, allí luego le haces unas pruebas para ver como está, pero ahora no la agobiemos. — Sonrío internamente al notar el tono mandón que pone, mientras aún continúa acariciando mi espalda.

Mia no responde, pero oigo sus pasos alejándose, a la vez que Hades retoma su camino. Oigo como una puerta se abre, sin embargo, no nos metemos. Coloca las manos en mi cintura, me da un leve empujón, dando a entender que quiere que me separe, y eso hago.

Quedamos cara a cara, sus ojos escanean todo mi rostro. Lleva su mano a mi mejilla, roza sus dedos por ella, sin hacer presión e inconscientemente cierro los ojos. La sensación de sentir sus manos por mi cuerpo es tan reconfortante y anulan cada mal recuerdo que tengo de Caleb, destrozando cada partícula de mi ser.

— No voy a dejar que nada malo te vuelva a pasar. — Abro los ojos al escucharlo. Su mirada brilla, el verde de sus ojos es más claro que nunca y puedo ver en él todo lo que tiempo atrás no podía conseguir descifrar.

— Confío en ti, Hades.

Nos volvemos a abrazar antes de que sus manos agarren mi cintura para bajarme al suelo. Lo observo dudosa, hasta que veo como se quita la chaqueta y me la coloca por encima de los hombros.

— No queremos que pilles una pulmonía. — Murmura separando la chaqueta de mi cuerpo a la espera de que introduzca los brazos y me la coloque bien. No me demoro y lo hago. Hasta ahora no le había tomado importancia a la brisa fresca que corre.

— Gracias.

Presiono con fuerza la chaqueta, sintiendo de nuevo la presencia del mafioso rodearme. Sus ojos siguen fijos en mí, observándome y en cierta parte, puedo ver que siente lo mismo que yo. Dudando que todo esto sea real. Después de tanto tiempo, casi parece un sueño, uno de muy mal gusto, dejándote con la miel en los labios.

— Tórtolos me alegro que por fin podáis estar juntos, pero me gustaría llegar a casa y descansar. — El chico que habla, a quien de inmediato asocio como Dean, bosteza sonoramente. — Yo solo lo dejo caer, igual vosotros a vuestro ritmo.

Hades © ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora