Capítulo 14

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Mientras tanto, la Leafeon cubierta de lágrimas en su rostro, entro a la habitación de su familia y se dirigió a su cama sin saludar a nadie para luego esconderse bajo sus sábanas y llorar alli dentro.

Su entrada repentina y su marcha rumbo a su cama fue advertida ante los ojos de su hermana más grande y de su hermana psíquica. No hacía falta que diga nada, ellas ya comprendían el origen del llanto de la Pokémon

Espeon intento entrar a la habitación para consolar a su hermana pero Vaporeon le impidió la entrada, le ordeno que la deje sola, necesitaba estarlo. La Pokémon psíquico observo un breve instante la cama donde dormía Leafeon y camino hasta sentarse en la mesa.

Vaporeon: ¿Ahora que le habrá pasado con ese Pokémon? - se preguntaba en voz alta.

Espeon: Habrán discutido tal vez. Me apena verla así. - bajo su mirada al suelo, le entristecía el estado de su hermana.

Flareon: ¿Significa que puedo cocinar a esa cabra maldita? Digo, ahora tengo justificación. Hizo llorar a mi hermana, yo quiero mucho a Leafeon, claro que si. - sonrió y le provocó una risa a Vaporeon.

Vaporeon: Si fuera por mi, ese Skiddo ya sería tu cena, pequeña, pero la Diosa no le gustan las peleas.

Glaceon: ¡Hey! Tú y Umbreon pelean todos los días. No veo cuál sería el problema de que Flareon le de su merecido a Skiddo. - acotó sumándose a la conversación.

Las palabras de la Pokémon variocolor no fueron del agrado de su hermana mayor.

Vaporeon: No era a eso a lo que me refería. - dijo sosteniendo su ira en el interior.

Glaceon era la más pequeña de todas, era muy habitual que por su inocencia termine diciendo palabras que hieran a los demás, palabras con mucha verdad en su contenido.

Luego de aquel pequeño altercado, Vaporeon se levantó de la mesa dispuesta a limpiar las bayas que trajeron a la mañana los encargados de la mansión dejando al resto charlando.

Sin Umbreon en casa, se sentía una extraña calma que no debía existir. Las más pequeñas por fin no tenían que escuchar discusiones de sus hermanos mayores y podían jugar libremente sin ser interrumpidas por los gritos de alguno de los 2 mayores.

Todo esto era observado por Rotom, quien vigilaba atenta desde la lámpara que había poseído.

Los días pasaban y en la habitación de las Eeveelution los gritos se convirtieron en carcajadas. Las chicas la estaban pasando muy bien, demasiado. Consiguieron subirle el ánimo a Leafeon, aunque no del todo. Entre risas y juegos, la semana estaba acabando. Ya solo faltaba un día para el regreso de la Diosa y Umbreon. Este era el último día que tendrían ellas para disfrutar sin su presencia y debían aprovecharlo al máximo.

El día inicio con Vaporeon despertando antes que todas, incluso antes de lo normal; una ligera carga sobre su lomo la hizo despertar. Pensando que era Flareon durmiendo sobre su lomo, giro un poco su cuerpo haciendo caer al Pokémon que dormía sobre ella, allí se enteró de una pequeña sorpresa, era Eevee la que estaba durmiendo sobre su lomo. La Pokémon se había movido a su cama y se acostó en el único lugar que pudo.

La mayor entre todas las hermanas sonrió y lamió la frente de la pequeña Eevee para luego levantarse y desayunar sola, era lo que le gustaba hacer siempre que despertaba temprano.

Cuando el reloj marco las 9am, era la hora de despertar a esas Pokémon durmientes. Entro a la habitación y como todos los días tuvo que luchar con Flareon para que se levanté, el resto despertó sin rechistar y fueron a la cocina a desayunar.

Mansión Pokémon 2Where stories live. Discover now