Capitulo 3

2 0 0
                                    

 Ahora mi encontraba sola en un avión rumbo a New York.

Toda mi semana se resumió en buscar lo restante para el viaje, ir todo el tiempo a la editorial para hablar con Hazel y arreglar bien todo antes de irme por dos semanas. 

Pero la noche anterior al viaje (mi vuelo salía a las seis de la mañana) fue lo peor. Preparar las cosas a último momento es una mala costumbre que tengo y que por más que intente cambiarla se me dificulta mucho.

Ahora estoy rogando por no haber olvidado nada.

Apenas llegué al hotel lo primero que hice fue recostarme a descansar por primera vez, desde la noche anterior y durante todo el vuelo no había podido pegar un ojo, estaba exhausta.

Mi plan  era dormir varias horas para luego ir a cenar algo o directamente cenar en el hotel y de ahí volver a  ver alguna película o dormir. Pero, la realidad fue que solo pude dormir una hora debido a que mi estomago comenzó a rugir como si no hubiera ingerido ningún alimento por al menos dos días, cuando la realidad fue que vine comiendo en el avión, en fin, la comida me llamaba.

Me encontraba en la puerta del restaurante que me había recomendado la recepcionista del hotel. Era una mezcla entre elegante y reconfortante. No era muy de mi estilo, pero ya me encontraba aquí, solo esperaba que la comida fuera buena.

Al igual que a todos los lugares a los que iba había llevado  mi pequeña libreta y una lapicera negra, uno de mis pasatiempos favoritos cuando salía a cenar o a alguna  confitería sola era conectar mis auriculares y escribir. A veces me inspiraba viendo a las otras personas de  lugar, intentando imaginarme sus historias y escribía  lo que creía que pasaba por sus mentes en  esos momentos. Y esta vez no fue la excepción.

Una vez terminado mi almuerzo me dispuse  a pagar la cuenta para así poder ir a conocer un poco la ciudad. Mientras me levantaba de mi mesa buscaba en internet lugares turísticos, estaba  tan enfocada en mi celular hasta que una voz bastante conocida me sacó de mi burbuja.

Solo bastó levantar la mirada para verlo  parado junto  a la puerta de entrada.

Quería perderme entre la multitud, per resulta que  era la única de pie en ese momento.

Y casualmente tenía que dirigirme a la entrada donde se encontraba él esperando que  le asignasen una mesa.


This is our Rebel LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora