✩。:*•. Epílogo.•*:。✩

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Ha pasado un tiempo desde que venía a su mente la vida que llevaba antes de que Jungkook formara parte de él. Quizás porque estaba tranquilo, nada apresurado cruzando por postes de luz, caminando entre personas, árboles y autos. Un instante de silencio sordo donde prestaba atención al aire, las hojas y el ruido de la ciudad del que ya estaba acostumbrado. No chocaba, tampoco se preocupaba; era como cualquier otra persona desconocida a la que no le prestas atención, ese era Taehyung ahora.

Muy diferente al Taehyung de hace ocho años, lo sabía muy bien. Donde seguramente, podría estar a esa misma hora disminuido a un costado de la vereda, preocupado por tropezar, de pasarse un rojo o incluso perderse. Semejante a una sombra desplazándose solitaria por el piso, ese seguiría siendo él en Daegu; si no se hubiese enamorado como lo hizo.

Ahora resplandecía en su rostro una sonrisa tan sincera y alegre, que sería capaz de contagiar a quién lo mirara. Seúl ya había dejado de ser vacío y oscuro como el primer día que llegó; aún conseguía evocar el terror y la vergüenza que le producía salir a dar un paseo palmeando ese palo por el suelo. Aunque, ahora más familiarizado es feliz de no utilizar el bastón que tanto le acomplejaba.

Seguía trabajando en aceptar sus limitaciones, pues si bien sabía que existían no era sencillo el adaptarse a ellas con el gigante ego que posee. Él parecía ser lo más cercano a un juez de sí mismo que los demás. Sin embargo, Jungkook que siempre sabía lo que necesitaba; planteó una medida que no lo incomodara, un amigo que no solo lo ayudaba, sino cumplía un importante deber al guiarlo por la ciudad y darle compañía. El alfa no sabía que le faltaba un pedazo de su cuerpo hasta que Hin llegó a sus brazos; Taehyung definitivamente estaba perdido por ese perro y también por la mente brillante que lo adoptó.

Mientras el bastón solo le aplastaba el orgullo, Hin era su segunda gran devoción.

Por eso, recibió el nombre del color de la tierna nieve, su omega amaba demasiado los copos y las calles rociadas de frío. Hin le recordaba a Jungkook. Es maravilloso siempre tener cerca un recordatorio de su persona amada.

A veces deseaba viajar a su ciudad natal, caminar por el hospital y presentarle a su perro el sereno banco en donde todo empezó. El instante en que verdaderamente comenzó a vivir.

Suspirando siguió agarrando el arnés de su mascota ayudante.

—Mi firma ya finalizó, ¿deberíamos viajar? ¿Tú qué dices, Hin? —pregunta repleto de paz, y aunque no recibe ninguna respuesta en particular, se siente escuchado.

A ese punto, empezaba a darse cuenta de lo ajetreado que estuvieron sus últimos años. Había sacado unos libros exitosos y sus firmas de autógrafos se hallaban repletas de filas extensas. Nunca lo creyó, pero profesionalmente es realizado.

✿The Colors Of My World✿ [Omegaverse] Taekook ↫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora