Capítulo 10

1.3K 213 4
                                    

Fue uno de aquellos días en que nada nuevo ocurría cuando vio a Yunho de nuevo corriendo hacia él.

Solo que esta vez no fue tan agradable verle.

—Juro que no se lo dije a nadie, puedo prometerlo por mi vida... no sé cómo se enteraron —dijo atropelladamente sin aliento y sus manos se movían sin un objetivo alguno más que expresar su desesperación—. Lo lamento.

Wooyoung solo se le quedó mirando atónito.

—¿De... qué hablas? —preguntó abrumado.

Ellos —y no tuvo que decir más para que el rubio comprendiera.

Los habían encontrado. La guardia real los habían encontrado.

El más pequeño le dijo que se tranquilizara y que explicara más lento, que seguía sin entender.

Hace pocos días, Yunho había renunciado de la guardia real, ya que no se sentía apto para cuidar de la familia real si debía ocultar la posición de uno de los miembros de ésta, o eso les había dicho a ellos. El problema comenzó cuando, uno de aquellos días cuando fue a dejar los papeles de renuncia, encontró a uno de sus compañeros quitarse un dispositivo de su vestuario y de inmediato se alertó. Un GPS.

Yeosang les confirmó esta información, recordando una vez que estaba limpiando la ropa del castillo vio uno de esos dispositivos, pero no supo que era.

—Les puedo jurar que nunca lo había visto en mi ropa. Yo... haré lo que me pidan.

Hongjoong negó con su cabeza. Yunho, a pesar de no gustarle el hombre, agachó la cabeza avergonzado ante él. Era casi gracioso, después de todo, ambos eran betas.

—¿Estás dispuesto a enmendar tu error? ¿Estás seguro?

Yunho paró de moverse y le miró esperanzado.

—Por supuesto.

Hongjoong sonrió.

—Llamen a los chupasangres de afuera, los necesitaremos.

No tomó mucho organizarlos y que todos estuvieran frente al pequeño beta con expresión acomplejada y más pensativo de lo normal.

Los puso al día como pudo, mostrándoles el dispositivos, Luego, les intentó explicar cómo se debía proceder.

—Según lo que sabemos, lo más probable es que la información no se filtró con rapidez, porque ya van dos días desde que Yunho vino y nadie se ha acercado al terreno en búsqueda de nuestro princeso aquí presente —Wooyoung solo giró los ojos, se estaba acostumbrando a los apodos—. Estamos a salvo, pero no por mucho. Así que hay dos opciones, o la información no fue tomada como relevante y fue descartada o están haciendo un plan más específico para hacer una emboscada. Y... pueden que vengan ahora que Yunho está presente —lo miró de reojo, nervioso. Aclaró su garganta, volviendo en sí—. Por eso, nuestro plan A es mañana mismo mudarnos temporalmente lejos de acá, a la casa de los vampiros. Y plan B es-

Y como si todo el universo estuviese confabulado, fue interrumpido por el sonido de un vidrio roto y un grito desde la puerta.

—¡Intrusos! —gritó la voz del neonato Jisung, poniendo en alerta a todos.

—Oh... demonios —Hongjoong tensó su mandíbula, pensando lo más rápido posible—. Ya saben qué hacer, lo hemos hablado. Yunho, asumo sabes pelear —el nombrado asintió inocente—, ve con los otros. San, lo que hablamos —ambos asintieron, sólo ellos comprendiendo lo que aquello significaba—.

Sin ser capaz de procesar lo que acababa de pasar, el príncipe sintió que lo arrastraban lejos del grupo. San había tomado a Wooyoung de la mano y lo guiaba escalera arriba, lugar donde nunca había estado y que en otra circunstancia estaría emocionado por conocer, pero no ahora. Lo guió a una de las múltiples puertas que habían, entrando a una pequeña habitación que tenía dos camas dentro y una ventana. Antes de que pudiera decir algo fue empujado ante lo más hondo de la habitación. Iba a reclamar por lo brusco que había sido, pero vio lo nervioso y lo concentrado que estaba por cómo se movían sus manos y sus ojos. Calló. San cerró la puerta con rapidez y pegó sus oídos a la puerta para ver si escuchaba algo.

realeza » [woosan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora