Capitulo 3

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8 de julio – nueve semanas antes

Mi teléfono sonó. Lo agarré y encontré el mensaje de Jongin.

Krissys sta nche. No m sprs dspierto.

Si un mensaje de texto podía generar una sonrisa estúpida, este era uno de ellos. Negué con la cabeza y me reí en silencio, empujando mi teléfono a mi bolsillo. Jongin tendría sexo esta noche y estaba muy contento al respecto.

Eso está muy bien para mí también.

Era el final de la jornada y solo tres niños fueron dejados en el patio de recreo. Gabby ya había empezado a limpiar, así que pronto cerraríamos, y ahora tendría el remolque para mi solita. Decidí que me gustaría hacer una parada y conseguir un DVD de Redbox de camino a casa, y tal vez un poco de helado. La vida era mucho mejor ahora que recibí mi primer cheque de pago. Cuando el último niño se fue, fui a buscar a Gabby y descubrí que toda la limpieza ya estaba hecha, como supuse. Nos despedimos y me fui a mi auto. El Redbox que se encontraba fuera de Wallmart estaba lleno esta noche, pero no lo suficientemente como para que renuncie a mi helado. Me decidí por un helado cremoso francés, el que supuse era prácticamente un alimento saludable porque en el paquete decía que tenía la mitad de grasa y un tercio menos de calorías que el tipo regular. Esto, combinado con la película de Johnny Depp en mi bolso, casi garantiza una noche orgásmica.

Mi estado de ánimo seguía mejorando a medida que me acercaba a casa.

Una de mis canciones favoritas de baile empezó a sonar por la radio, lo que era demasiado guay, ya que no tenía un enchufe para un iPod o incluso para un reproductor de CD en mi pequeño cacharro. Casi choqué por detrás a un viejo camión de granja que iba demasiado lento, pero se quitaron del camino para permitirme pasar.

Me moví al ritmo de la música mientras bajaba por nuestro largo camino de entrada a través del huerto de árboles frutales para encontrar una sola motocicleta negra de asiento bajo estacionada al frente de la casa.

No era parte del plan.

Me bajé del auto y miré a mí alrededor con cautela, pero no vi a nadie. Nadie cerca de la mesa, nadie en las sillas plegables en la zona del césped recién limpiado. ¿Qué demonios?

Me acerqué con cautela a la puerta, agarrando mi teléfono como arma. No estaba seguro de lo que pensaba hacer con él, porque si era un asesino quien me esperaba dentro no tendría tiempo para pedir ayuda. Debatiendo entre entrar a mi remolque o marcharme, una parte de mí se preguntaba si era Loey quien regresó. Tú sabes qué parte. Esa pequeña protuberancia entre mis piernas, la perra. La puerta se abrió con un solo toque y encontré a Loey sentado en mi encimera, escribiendo un mensaje de texto, todo musculoso y tatuado e increíblemente caliente.

Abrí mi boca y luego la cerré.

—Necesitas conseguir una mejor cerradura —dijo casualmente Loey—. Me tomó diez segundos entrar.

Negué con la cabeza, mirando alrededor de la habitación, aunque no tenía ni idea de lo que buscaba. Una especie de duende mágico para preguntarle qué demonios pasaba.

—Vine a ver a Jongin —dijo guardando su teléfono—. Tiene algo para mí. ¿Dónde está?

—Se fue con alguna chica —Le contesté, todavía aturdido—. Su nombre es Krissy, me dijo que llegaría tarde. Intentaré llamarlo.

Él me observó mientras marcaba a Jongin. Directo al buzón de voz. Le envíe un mensaje de texto, con la esperanza que no estuviera ocupado, porque de lo contrario no querrá contestar. Para nada. Miré a Loey y me encogí de hombros.

Chanyeol's PropertyWhere stories live. Discover now