III

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| D.I.P | ━━ III (Part. II)

Su respiración se hizo dificultosa y su cuerpo comenzó a subir de temperatura con una rapidez que la impresionó, parecía que en cualquier momento ardería en llamas. No podía generar algún pensamiento coherente, ni articular palabra alguna, se sentía tan cargada de emociones que solo optó por sentarse sobre el suelo apoyando su espalda contra la puerta; había encontrado una pequeña choza abandonada, y no dudó en ingresar en ella debido a su estado crítico.

Una inminente oleada de ardor recorrió su cuerpo e hizo temblar a sus brazos, cerrando los ojos con fuerza reprimió cualquier quejido, ya que a ese punto estaría gritando de dolor, pero había soportado situaciones peores. Era una sensación de pesadez, como si creciera cada vez más y estuviera a punto de estallar dentro de ella. 

"Realmente, todos apreciamos tu ayuda. Eres nuestra salvación"

Respiró profundamente aguantando aquel suspiro, con temor a desmoronarse.

"No lo sabe, y no es necesario que lo descubra. Solo será un pequeño secreto"

Sus ojos ardían ante la inminente llegada de las lágrimas, al darse cuenta de lo estúpida e ingenua que había sido.

"¿Crees que enviarán a uno de los titanes a buscarte? Por favor, solo eres un mutante inservible para ellos. Te estoy haciendo un gran favor, cariño"

La habían engañado, y luego entregado como una criminal a las autoridades superiores de Auradon, quienes no se tomaron la molestia de comunicarse con el Olimpo y la lanzaron a La Isla tachándola de ser la peor escoria que ha visto el reino. Sin dar cuenta, inconscientemente estaba gritando con todas sus fuerzas de toda la rabia, estrés e impotencia que le habían hecho pasar. Había sido un títere en sus manos, sin importarles nada relacionado a su puesto en el Olimpo, y eso era lo que le provocaba tanta rabia.

-Malditos bastardos... No volverán a ensuciar mi título con blasfemias- Su mandíbula se encontraba tensa mientras observaba como las venas de sus brazos se notaban de sobremanera debido al color violeta y negro que habían adquirido. Arqueó la espalda con brusquedad al sentir como el ardor en todo su cuerpo llegaba a su clímax, saliendo de ella un aura de tonalidades oscuras que recorrió la estancia entera dejándola en llamas de color negro.

-Sabrán que Halia no solo conlleva un alma, y que la próxima que renacerá, será su maldita pesadilla que los acechará hasta alcanzarlos y no tener piedad- Cada palabra que salía de sus labios avivaba la magnitud de las llamas, cada palabra se convertía en una promesa jurada que cumpliría sin importar el costo de los resultados. -Halia Denise. Ese será el nombre que no dejarán de repetir mientras caigan bajo mi escarmiento, y sus cenizas sean el juguete favorito de Cerbero- Un largo suspiro escapó de sus labios al sentir repentinamente un vacío en su pecho, era como si el desasosiego de hace minutos hubiera desaparecido, pero era algo mucho más que eso, y lo notó en cuanto una inquietante voz dentro de su mente la incitaba a relajarse y cerrar los ojos. -Cuidaré de ti, y vengaré tu destrozada inocencia- Sentía temor, pero su cuerpo no respondía a ello, y como si estuviera siendo obligada sus ojos se cerraron y poco a poco se sumergió en un sueño completamente oscuro que la envolvió.

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Su mirada escaneaba por tercera vez en el día aquella casa abandonada envuelta en extrañas llamas negras, esperando el momento para descubrir la causa del extraño suceso; sin una pizca de duda, acusó al joven descendiente de Hades por jugar nuevamente con los objetos sobrenaturales que escondía su padre en el viejo depósito de cosas prohibidas, pero al recibir una mirada mortífera de su parte se dio cuenta de que él ni siquiera sabía de lo que ella hablaba. Llevó sus manos a su cabello peinandolo con frustración y aburrimiento de seguir esperando al chico y que aún aquellas llamas, todavía emergentes desde hace tres días, siguieran intactas.

𝐂𝐮𝐫𝐬𝐞𝐝 𝐝𝐢𝐯𝐢𝐧𝐢𝐭𝐲  | ᴰᵉˢᶜᵉᶰᵈᵃᶰᵗˢOnde histórias criam vida. Descubra agora