Capítulo 4

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Un golpe me despierta, observo desconcertada a mi alrededor sin saber muy bien donde estoy. Suelto un suspiro levantándome del suelo sintiendo como si tuviera mil agujas en la nuca y espalda, mis piernas están bastante dormidas y me cuesta volver a ponerlas en movimiento. Otro golpe hace que me dé la vuelta mirando la puerta con detenimiento. Me acerco con cuidado, quito el seguro y abro. Ahogo un grito al ver a Lisa al otro lado, la cual me observa con una media sonrisa.

—¿Tienes idea de lo que me ha costado averiguar dónde estabas? —susurra adentrándose en mi habitación— ¿cómo te encuentras? —me coge de ambos lados de la cara inspeccionando mi condición física.

Sin poder remediarlo, empiezo a llorar nuevamente, mi amiga me acoge en su pecho mientras me acaricia la cabeza y me susurra palabras de aliento, pero nada de lo que dice puede hacerme sentir mejor, ni una, "todo va a estar bien"  ambas sabemos que no es así.

— No puedo más—susurro sorbiendo la nariz mientras me separo de ella— esa cosa es lo más cruel y repugnante que he conocido en toda mi vida—con el puño aparto mis lágrimas, llorar no me va a servir para nada más que para mostrarme débil ante los licántropos.

—Lo sé—hace una mueca, y puedo ver en sus azules ojos que está preocupada por mí, pero sobre todo, le doy pena, pena de que sea el alma gemela del rey.

Suspiro apartándome el pelo de los ojos

—Necesito irme de aquí—seco mis lágrimas con rabia— no pienso quedarme aquí y ver cómo me usa, me manipula y me somete a todo lo que él quiere—miro los ojos de mi amiga los cuales no me observan a mí sino que su mirada está perdida en algún lugar de esta habitación.

—MG, es imposible que salgas de aquí sana y salva—suspira esta vez mirándome a los ojos— sabes que acabarás perdiendo tu.

Miro hacia la ventana, observo como el sol poco a poco se esconde y lo entiendo, también tengo ganas de ocultarme, de desaparecer de no haber siquiera nacido.
Tantas personas que hay en el planeta y tenía que ser precisamente yo la compañera de por vida de ese ser despiadado, sin corazón ni alma, sin sentimientos, ese ser egoísta y cruel.

—No puedes hacerte una idea de cómo es este lugar—mi voz sale ronca y espesa— las personas aquí me tratan como si fuera oro, intentan complacerme solo para que yo no diga nada malo de ellos hacia el rey—observo a mi amiga— y él, me trata como si fuera un objeto que le pertenece, no tiene en cuenta lo que yo quiero, lo que necesito, simplemente piensa en él, en su mandato—aparto la lágrima que cae velozmente por mi mejilla—tienes que ayudarme a escapar Lisa—digo suplicante.

Ella me observa detenidamente y su rostro refleja preocupación

—Lo siento MG—susurra dirigiéndose a la puerta—no te voy a ayudar a que te maten—dicho esto sale por la puerta dejándome aún más desamparada.

Cierro los ojos sintiendo un enorme vacío en mi pecho. Estoy sola en esto, ni siquiera mi amiga quiere ayudarme, estoy total y completamente perdida.
Decido que lo mejor para mi salud mental es intentar dormir

Me levanto de un salto de la cama, está amaneciendo, no he podido pegar ojo. He pasado toda la noche intentando planear una huida, pero todo parece imposible. Observo como la anciana se adentra en el cuarto con una bandeja de comida, está sonriendo, pero sigue sin mirarme a los ojos.

—Señora le he traído—se queda callada al ver que me acerco a ella dando grandes zancadas.

—No quiero nada—vocifero sintiendo mi corazón latir a mil por segundo—prefiero morirme de hambre—digo con odio y seguido doy un manotazo a la bandeja derramando todo en el suelo, el vaso de cristal se rompe en mil pedazos. La señora se asusta y cubre su boca con la mano—ahora lárgate.

Tu voz #1Where stories live. Discover now