Nueve

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09 | Quédate aquí, conmigo.

Su compañera entró rápidamente a la habitación que compartían, interrumpiendo la lectura de la chica.

—Apple, sé que estás ocupada, pero esto es serio.

La aludida puso una sonrisa en su rostro como era común en ella, a la vez que recuperaba la compostura luego del susto que se llevó con la intromisión de su amiga.

—¿Qué sucede?

—Es Darling —comenzó, mientras se acercaba cada vez más a la cama donde se encontraba sentada la rubia. —Sé que te dije que te tomaras tu tiempo para aclarar las cosas con ella cuando hablamos, pero creo que ella realmente necesita a alguien ahora mismo.

—Raven... Yo... No estoy entendido ¿Qué sucede? —insistió, mientras colocaba en su mesita de noche las gafas que anteriormente tenía puestas.

—Bueno, acabo de verla tener una pelea con sus padres en el pasillo, ella se veía mal.

—Raven, sabes que yo no...

—Escucha, Apple —elevó el volumen de su voz, para este punto, ambas estaban frente a frente—. Entiendo por lo que estás pasando, pero después de todo, Darling es tu...

—No, no lo entiendes —la interrumpió—. No lo entiendes para nada. Tú nunca quisiste seguir su destino, pero yo...

Hizo una pausa y bajó la mirada antes de terminar su oración, su silencio se prolongó unos segundos, hasta que finalmente encontró las palabras para expresar lo que quería decir.

—No sé qué decirle —apretó sus labios antes de tragar saliva—. Incluso si ella es mi... príncipe azul. Sé que ya tuvimos esta conversación ayer, pero es que tú no comprendes, así no es como debería de ir el cuento.

—Sí, y cuando tuvimos esta conversación ayer ya te lo dije ¿qué hay con eso?

—¿Qué hay con eso? —el semblante preocupado de Apple se tornó ligeramente enfadado—. Raven, entiendo que a ti no te importe, pero yo quiero seguir mi cuento al pie de la letra, si no lo hago...

—Apple, hemos hablado mil veces sobre esto, no vas a desaparecer, ninguno de nosotros lo hará. —dijo al tiempo que rodaba los ojos—. Además, ¿no estarías siguiendo tu cuento con Darling?

—No eso, tú no puedes entenderlo. —se limitó a decir.

—Bueno, quizá no, tal vez no tiendo —cruzó sus brazos y miró directo a los ojos azules de la hija de Blancanieves—. Pero prometiste que hablarías con Darling, y deberías de hacerlo, ella debe de estar igual de confundida que tú. Deja de ser egoísta, esto es algo que las afecta a las dos, y por lo que veo, ella lo está pasando peor que tú.

La muchacha no supo que contestar en ese momento, «egoísta», no le gustaba que Raven la llamara así, no le gustaba en general que la llamaran así, y desde todo lo que pasó a partir del día del legado, era un adjetivo que usaban frecuentemente sobre ella, los demás creían que no se daba cuenta, pero sí que lo hacía. Quería creer que no lo era, siempre ayudaba a todos desinteresadamente, o tal vez solo lo hacía porque ese era su deber, la única manera que le habían enseñado, ¿cuál era la diferencia? la habían criado de cierta manera, y ella sólo seguía las cosas al pie de la letra.

Era por eso mismo que las cosas le resultaban tan confusas, tan solo al inicio de este año, toda su vida parecía ya hecha, era algo incuestionable, y cuando todo comenzó a cambiar, no supo reaccionar al cambio, porque nunca nadie le enseñó a sobrellevar las cosas cuando éstas no seguían el orden que conocía.

Tampoco nunca se había cuestionado nada sobre su príncipe azul, pues desde que tenía uso de razón, su madre le dijo que estaba destinada a casarse con el mayor de los Charming, y, como siempre, ella no puso objeción ¿cómo podría? Era un chico popular, apuesto, y de buena familia, incluso si nunca le había gustado, simplemente creía que tal vez en algún punto, luego de casarse y cumplir con su cuento de hadas, podría llegar a amarlo, quizá sólo era muy joven aún, o al menos eso llevaba repitiéndose a sí misma durante los últimos años. Tampoco podía negarse que el rubio era guapo, así debía de ir el cuento, era todo lo que le fue enseñado.

I may not be a prince | DarppleWhere stories live. Discover now