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—La fiesta se llevará a cabo en la mansión de mi tío —dijo Yoongi soltando un suspiro.

El Alfa de cabellos platinados se encontraba recostado en la cama de su cuarto vistiendo tan solo un sencillo bóxer negro que contrastaba perfectamente con el intenso color pálido de su piel. Hace poco había recibido un mensaje de uno de sus primos, invitándolo a la lujosa fiesta de cumpleaños que ofrecía su tío como en cada año.

—¿Yoongi es necesario ir? —JungKook vestido con una camisa azul marino, la cual era del joven mayor, se sentó a horcajadas sobre su regazo y le miró enseñándole un adorable puchero— Trabajas hasta tarde cada día y los viernes son los únicos días que puedo estar contigo un momento.

—Lo sé pero sabes que mi trabajo es complicado. Si quiero conseguir que mi padre me de su empresa debo hacer todo lo que me pida. Hoy irá a esa fiesta, así que no tengo opción, debemos ir.

—Pero entonces nosotros...

De pronto el celular sobre la mesita de noche empieza a sonar como de costumbre. Yoongi va por el y JungKook deja ir un suspiro cargado de pesadez.

Estaba cansado de esa vida.

Yoongi casi no tenía tiempo para él. Compartían juntos la cena y algunas veces el almuerzo pero no era suficiente. Quería salir con él como solían hacerlo antes, sin necesidad de llenar su cuerpo de supresores sólo para intentar calmar un poco a su lobo interior, el cual estaba sediento de sexo y sólo quería cometer travesuras como ocurría en el pasado. Cuando lo conoció, su apariencia y personalidad fría lo enamoraron en el primer minuto.

Fue amor a primera vista. Bueno, se habían conocido en un club nocturno, el cual solía llenarse de Omegas que sólo buscaban encuentros de una noche pero a su manera era romántico. Los besos del Alfa lo dejaban sin aire y cuando dormían juntos, dios... nunca había disfrutado tanto el arte de hacer el amor.

Yoongi era perfecto tal y como la propia palabra se define. Sin embargo, luego de que empezara a trabajar todo cambió. Casi no pasaba tiempo con él, se había vuelto más reservado de lo normal e incluso a veces lo trataba como si no fuese nada más que un amigo.

JungKook lo veía de esa manera.

Extrañaba al viejo Yoongi, ese que lo ataba a la cama y le ordenaba que lo llame Daddy mientras tenían relaciones. Necesitaba un poco más de amor y acción en su vida, lo necesitaba a él.

—Sí, está bien Jimin. Cambia el horario. No puedo a la tarde, recuerda que tengo que ver a unos inversionistas... —La llamada parecía eterna.

—Otra vez ese Jimin —murmuró.

El Omega resopló y sin siquiera moverse de su sitio, comenzó a jugar con el borde del bóxer del Alfa.

Metía su dedo índice justo por debajo del elástico oscuro y levantaba hacia arriba con cuidado. Lo miró a los ojos juguetón mientras que Yoongi acariciaba suavemente la piel desnuda de su muslo. No le estaba prestando mucha atención.

—Está bien. Sí, puedo a las tres. La fiesta es más tarde...

El joven de cabello negro, apoyó las manos sobre su pecho y las deslizó de arriba hacia abajo sensualmente, arañando su piel en el acto. Se inclinó lentamente hacia adelante y, mientras el mismo Yoongi muy ocupado hablaba por teléfono, lo besó en la comisura de sus labios.

—JungKook, espera un poco... —musitó el mayor con una mano en la cintura del joven Omega— Oh lo siento, Jimin. ¿Qué decías?

—Yoongi, suelta el maldito teléfono o voy a enojarme.

Propuesta Indecente ❀vkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora