GOLDEN - 𝑯.𝑺

18

Después de Londres estuvimos en Mánchester, donde Harry se cayó mientras interpretaba Kiwi, después de Mánchester estuvimos en Glasgow, después de Glasgow fue Estocolmo, dónde Stockholm Syndrome fue entonado con fuerza, seguido de Estocolmo viajamos a Berlín, el 8 de Noviembre cuando estábamos en Ámsterdam se lanzó el video de Kiwi.

—¿Qué quieres hacer para el video? Sabes todo el misterio que hay alrededor de esa canción.— había preguntado Jeffrey.

Sarah rio. —Ayer leí una teoría de que la habías escrito para una prostituta.

Todos rieron y me miraron para ver mi reacción.

—Bueno, no sería la primera vez que me llaman así.—admití encogiéndome de hombros.

—¿Qué?

—Algunas de mis tías creen que eso es lo único que puede hacer una mujer que trabaja en un bar.—expliqué rodando los ojos.

Harry notó mi incomodidad y se dispuso a cambiar el tema.

—Bueno, es tu canción. Escoge tú el tema del video.

Arqueé las cejas.

—¿En serio?

Asintió con una sonrisa.

Y así fue como terminamos con mis cosas favoritas en un solo video: postres, perritos, los niños y niñas de mi Academia y, por supuesto, Harry Styles.

Aunque la pelea de cupcakes y otros detalles fueron escogidos por Harry y su equipo.

El resultado fue un video sin aparente relación con la letra y título de la canción.

—Bueno, una canción misteriosa, para una chica misteriosa.— me dijo Harry cuando terminaron de grabar, mientras aún estaba cubierto de crema.

Kelsey no había sido parte del video, sus padres lo prefirieron de esa manera, pero sí su perrito, y Harry había dejado que ambas nos quedáramos en el set durante la grabación e incluso nos dieron cupcakes para que los disfrutáramos mientras los veíamos grabar.

Después Harry, Kelsey y yo habíamos terminado en nuestra propia guerra de cupcakes, dónde me encargué de que ningún trozo se desperdiciara. 

Finalmente cuando el video se lanzó lo observábamos desde mi habitación de hotel y leímos divertidos las diferentes teorías, conscientes de que solo nosotros sabíamos la verdad.

El 10 de Noviembre llegamos a Milán, Italia. Joder, cuanto amaba Italia. Podría quedarme allí por el resto de mi vida.

Ese lugar fue verdaderamente especial, no solo para mí, sino también para Harry, ya que en Milán se presentó en "X Factor", donde cantó "Sign Of The Times". Sobra decir que se puso algo emocional y estuvimos hablando por horas sobre el día en que tuvo su audición, cuando tan solo era un chico de dieciséis años que trabajaba en una panadería y se preocupaba demasiado por la opinión de los demás. Brindamos con nuestros limoncellos por lo mucho que había avanzado y crecido desde aquella vez, pusimos "Isn't She Lovely" a todo volumen y cantamos con fuerza desde la ventana, hasta que llamaron a la habitación para reportar que uno de los huéspedes se había quejado por el ruido. Más tarde supimos que había sido Mitch, pero en ese momento estallamos en risas y prometimos no hacer más escándalos. Habíamos bebido mientras observábamos videos en Youtube de su audición y me burlé por horas de su "I work in a bakery", hasta que habíamos terminado rodando en el suelo cuando empezó a hacerme cosquillas como venganza por mis comentarios. Se había ubicado sobre mí, sosteniendo mis brazos sobre mi cabeza con una de sus manos mientras que la otra se encargaba de recorrer mi abdomen, mientras las lagrimas se derramaban por mis mejillas y las carcajadas y suplicas por que se detuviera escapaban de mis labios. Cuando finalmente tuvo piedad de mí y paró de torturarme permanecimos en la misma posición mientras intentaba recobrar el aliento y él me miraba desde arriba con una enorme sonrisa, que desapareció lentamente cuando casi de manera involuntaria llevé una de mis manos a su mejilla para presionar el espacio en que se formaba su hoyuelo; era en ese momento en que la burla abandonaba su rostro y sus ojos se oscurecían un poco, en que nos hacíamos conscientes de nuestra cercanía física y nuestros pechos presionados el uno con el otro. Y también era ese el momento en que Harry se levantaba con rapidez y tras susurrar un rápido adiós abandonaba la habitación sin siquiera esperar respuesta.