Intenabo

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Gustabo no sabía cómo, cuándo, dónde, bajo qué circunstancias ni en qué momento había accedido, pero cuando menos se dió cuenta, ya estaban en el centro comercial con Horacio a punto de volverse loco al ver tanta ropa extravagante con temática navideña que podía comprar para todo ese mes festivo.

La verdad es que él estaba bastante acostumbrado a su actitud y sus exóticos y costosos gustos. Tantos años de convivir juntos no habían sido para nada, su tolerancia con Horacio a veces llegaba a extremos que no llegaban con nadie más. Era su hermano, después de todo. Sin embargo, no todos eran como él, no todos tenían esa paciencia que había desarrollado con el tiempo, por eso, el que no estaba nada contento con eso era Conway, que había sido arrastrado a la fuerza por Horacio para que los acompañara y de paso le mencionó la posibilidad de comprar algún suéter y adornos para decorar su departamento por primera vez después de tantos años.

Por supuesto, su rostro lo decía todo, y eso era lo que más divertía a Gustabo. Ver como Conway parecía a punto de salirse de sus cabales, y a la vez se esforzaba tanto en controlarse solo para no hacer sentir mal a Horacio decía bastante del cariño que le tenía. El rubio, satisfecho de haber sido testigo del sufrimiento de su superior, soltó una risita y se alejó unos pasos mirando las demás tiendas del lugar. Propio de la época, todos los locales estaban decorados con pequeños arbolitos y luces navideñas, además de tener en venta artículos relacionados a la misma temática.

Aún así, nada le llamaba la atención lo suficiente para convencerlo de comprarlo. Nada, hasta que llegó a una tienda de ropa interior. Lo primero que sus ojos captaron fueron los boxers, aquellos de diseño sencillo como los que él usaba, pero luego su vista se desvió de ese lugar hacia la percha siguiente y entonces ahí no pudo evitar soltar una carcajada. Boxers navideños de estilos sumamente ridículos llenaban el lugar a partir de ahí y cada uno parecía ser peor que el anterior.

-Pero quién compraría esa mierda.- Se preguntó aún riéndose y cubriéndose la boca con su hoddie. Luego de analizar su pregunta, llegó a una clara conclusión.

Horacio lo haría. No cabía duda de ello.

Y de pronto recordó a Conway. Con solo imaginarlo con eso puesto no pudo evitar soltar una carcajada aún más grande que lo hizo toser y que su rostro se volviera rojo por el esfuerzo. Sus ojos comenzaron a lagrimear y se obligó a calmarse antes de empeorar su carraspera.

Lo compraría solo para molestarlo. Era dinero que valía la pena gastar si le sacaría un par de risas. Así que sin pensarlo mucho, ingresó a la tienda y buscó el más ridículo que pudiera encontrar antes de llevarlo con el dependiente y pedirle que lo pusiera en una bolsita. Minutos después salió con su compra y se acercó de nuevo a Horacio y Conway, que también salían de una de las tiendas.

-No vas a comprar nada más, gilipollas. Nos vamos en este puto momento.- Habló el hombre, exasperado y molesto de tener que aguantar tantas tonterías. Él no estaba para eso. Ni siquiera le gustaba la Navidad. Esos días no tenían nada de especial, eran tan normales y miserables como todos los demás.

-Ya súper. Esta fue la última compra. - Horacio revisó dos de las bolsas y se las extendió a Conway. -Tenga, le compré esto.- El de traje miró las bolsas sin ninguna intención de tomarlas, hasta que Gustabo se las arrebató y disimuladamente metió en una de ellas lo que había comprado. Era de miserables echarle la culpa a Horacio de aquel regalo, pero valdría la pena, ya luego se disculparía con el de cresta si es que se llevaba un porrazo.

-Yo lo llevaré. Venga, vámonos.- Sin darles tiempo a cuestionarle su actitud, comenzó a caminar a la salida del centro comercial y los otros dos lo siguieron de cerca, olvidándose casi al instante de la extraña manera de actuar que adoptó. Ya en el estacionamiento del lugar, guardaron las compras en el portamaletas y Conway se puso al volante, Gustabo en el puesto de copiloto y Horacio detrás. Los amigos de años hablaron y cantaron durante todo el camino mientras Conway simplemente los escuchaba, hasta que terminaron el recorrido y el auto fue estacionado frente al departamento de Horacio, este se despidió de ambos para después tomar sus compras y alejarse de ellos.

GTA V ROLEPLAY - Oneshots [Completo]Where stories live. Discover now