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"NOMBRES QUE CRECEN ALAS"

"NOMBRES QUE CRECEN ALAS"

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El amistoso (más o menos) Goblin condujo a Harry a esta habitación muy tranquila en la que Harry tenía la necesidad de romper el silencio cada 5 segundos.

—¿Cuál es el motivo de su visita, señorita?— Preguntó el Goblin desinteresado desde su pequeño y bien cuidado escritorio con una máquina de escribir en el centro junto con un soporte cilíndrico redondo que tenía un par de bolígrafos y lápices.

—Ah, sí.— Dijo ella despertando de su trance de pensamientos. —Estoy aquí para tomar una prueba de herencia.

—¿Algún mago guardián presente?— Continuó mientras su mano tecleaba algunas letras en el papel de la máquina de escribir.

—No que yo sepa.— Contestó vacilante.

El sonido de la máquina de escribir dejó de marcar letras y el duende miró a Harry, que estaba allí con una postura incómoda.

La criatura miró a la recién convertida chica por unos momentos antes de bajarse de la silla alta en la que estaba sentado y le pidió que lo siguiera.

Harry caminó con cautela detrás del duende que ahora lo conducía a una gran puerta marrón con manijas doradas.

Empujando la puerta para abrirla, Harry vio una habitación grande con otro duende sentado en el escritorio en medio de la habitación. Había una placa en el lado frontal de la mesa donde se sentaba el duende, con el nombre 'Gornuk, Director Senior' en ella.

—Ella está aquí para tomar la prueba de herencia—, dijo el duende, que estaba parado frente a Harry, a lo que el director levantó la ceja.

—¿Prueba de herencia? ¿No hay ningún guardián contigo niña?—Preguntó curioso.

Harry resistió el impulso de fruncir el ceño. ¿Era realmente tan extraño hacer una prueba de herencia sin tener un tutor presente?

—No, señor.— Respondió ella con los dedos entrelazados detrás de la espalda. —Aún puedo tomar la prueba, ¿Verdad?

El director el cajón de la mesa y sacó una hoja de pergamino marrón, luego se levantó de la silla en la que estaba sentado y se acercó a Harry. —Por supuesto— Dijo, —Solo tienes que que pincharte el dedo en este alfiler y dejar caer un poco de sangre en este pergamino.— Y le entregó el pergamino junto al alfiler.

Harry obedeció y pinchó un dedo con el alfiler, lo que provocó que peqeuñas gotas de sangre cayeran sobre el pergamino que sostenía en la mano.

La mancha de sangre comenzó a curvarse en el pergamino lentamente como si una serpiente se enroscara y las palabras empezaron a tomar forma. Le tomó unos minutos pero se mostraron párrafos legibles y ahora estaba lleno de detalles de quién era ella en ese momento.

𝐓𝐡𝐞 𝐒𝐞𝐜𝐨𝐧𝐝 𝐂𝐡𝐚𝐧𝐜𝐞 [𝐓.𝐌.𝐑] [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora