Daddies - anime collection ━━ [En curso] 《10》

1. Daisuke Kambe - Fugou Keiji Balance: Unlimited

Missing in action

Se encontraba en la orilla de la playa, recién despertaba después de haber pasado un par de horas inconsciente. Ese accidente aéreo por poco le cuesta la vida.
Con gran dificultad, se apoyó sobre la arena y se sentó. Se palpó un golpe que tenía en la frente, parecía estar sangrando, aunque no era mucho.

—¡Daisuke sama! —exclamó alarmada, rememorando la ultima vez que le vio antes de que las ráfagas de viento causadas por la explosión, la enviaran en dirección opuesta a él—. ¡Ay no, ay no, ay no! —se puso de pie, sintiendo un gran dolor en su tobillo derecho, pero eso no le interesaba en lo absoluto en ese momento, debía encontrar a su jefe.

—Tranquila (Tn), estoy aquí —dijo esa voz a su espalda, por lo que volteó, y lo miró respirando agitado. Lo que antes fuera un impecable y elegante traje, ahora eran harapos cubiertos de lodo, pero él estaba bien, y no parecía estar herido, eso era único que le importaba.

—¡Daisuke sama! —enmarcó una sonrisa llena de alivio y alegría, y se lanzó a abrazarlo, olvidando el hecho de que ella tan solo era una empleada del joven detective—. Perdóneme... —retrocedió sobre sus pasos, saltando con un pie—, perdone mi atrevimiento, es solo que me preocupé al recordar que nos separamos al momento de la explosión, y me preguntaba dónde podría estar.

—Aterricé en el mar al otro lado de la isla, mi paracaídas se quemó —respondió mirándola hacia abajo, debido que era muchísimo más alto que ella—, llevo casi dos horas buscánd... ¿por qué lloras? —inquirió sin abandonar su típico semblante semi serio y confiado.

—Porque era mi trabajo llevarlo a salvo a Inglaterra —hablaba entre sollozos al cubrirse la cara con ambas manos—, sin embargo casi lo conduje a su muerte, ¡y todo por mi negligencia! —forzaba la voz, odiaba llorar frente a él, pero la culpa y la vergüenza eran más fuertes que cualquier otra cosa—, Esos misiles golpearon el jet, ahora está varado en esta isla desierta, y quien sabe donde está su amigo, el señor Katou.

«Supongo que debo abrazarla, y decirle que todo está bien, no, una mujer como ella es demasiado sensible, si le digo esas cosas, llorará aún más», la analizaba de acuerdo a su personalidad.

—Él está bien, lo vi aterrizar seguro, en una pequeña extensión de tierra cerca de aquí, antes de que yo me desplomara.

—¿D-de verdad? —inquirió mirándolo, a los ojos.

«Chiquilla molesta...» Pensó al ver las lágrimas bañando sus sonrojadas mejillas.

—Sí. —miró al cielo—, aunque tal vez el equipo de rescate tarde un poco en rastrearnos vía satélite, ya que mis pendientes no funcionan quizá debido al electromagnetismo que hay en toda el área —se tocó dichas joyas en sus orejas, y miró alrededor—, no debes preocuparte porque estaremos bien, pero debemos buscar refugio, parece que se avecina una tormenta.