Capítulo 31

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_El idiota de mi ex novio estaba parado frente a mí con una sonrisa de idiota. Fruncí el ceño, aún seguía enojada. Además, el hecho de enterarme de que Ryan había fingido ser mi novio para pasar a mi habitación y robar algo de mi propiedad.

-Amor, cálmete. Recuerda que el doctor te dijo que descansaras- me dió un abrazo que no respondí- lo siento, señores. Mi novia perdió a su hermana y está pasando por un duelo muy duro. Lamento las molestias- sonrió a la recepcionista.

¿Qué doctor?¿De qué demonios estaba hablando?. ¿Un duelo muy duro?.

-Ryan...- pronuncié con la voz apagada cuando se alejó de mí. Su sonrisa hipócrita me hacía querer tomar un cuchillo muy afilado y dibujarle una boca más grande.

-Vamos al la habitación- me tomó por los hombros y se la pasó sonriéndome y diciendo que debía descansar, delante de las personas. Para que creyeran que estaba loca.

Abrí la puerta y ambos entramos. Ryan tomó asiento en el sofá de la pequeña sala.

-¿Dónde está Beth?- fue lo primero que pregunté recostada en una pared.

-Lo primero que debes saber es que no debes preocuparte, yo tengo las cenizas conmigo- sonrió.

-¿Qué derecho tienes de llevártela?. ¿Qué demonios haces en Italia?¿A caso me estás siguiendo?- alcé una ceja.

Para ese punto mis puños estaban apretados y no me importaba lastimarme con mis propias uñas.

-Quiero que hagamos negocios, te voy a entregar a Beth. Pero necesito que hagas algo- se levantó y se acercó a mí.

-¿Qué quieres?- crucé mis brazos sobre mi pecho.

Sonrió malévolo antes de responder.

-Envíale un mensaje a Harald. Claro, tienes que ser detallista. Tienes que decirle que eso de las citas no funcionó, que volviste conmigo a Italia y que te diste cuenta de que no debiste nunca terminar conmigo. Además, tienes que quedarte un tiempo aquí para afianzar a coartada o no lo creerá- pasó un dedo por sus labios.

-¿De qué hablas?¿Cómo quieres que le haga eso a Harald?. No lo haré, ¿Por qué debería hacerlo?. Voy a llamar a la policía- lo alejé de mí porque me daba asco su pronta cercanía.

-¿Por qué deberías hacerlo?. Porque quiero que Harald sufra como lo hizo mi hermana. Lo odio y quiero que pague por lo que hizo y tú eres un medio directo para hacerlo. Si llamas a la policía, voy a lanzar las cenizas de tu querida hermana por el retrete. Mañana vendré, espero que hayas tomado una decisión. Por cierto, no intentes nada, también tengo tu pasaporte y todos tus documentos- me dio un beso en la mejilla antes de salir.

Yo estaba pasmada en la pared porque no podía creerlo. Duré un año con Ryan y nunca había visto ese lado retorcido de él.

Quería que dejara a Harald. Pero yo quería todo lo contrario, porque ese día de la cita, con ese vestido rojo que había comprado para él, me di cuenta de que me gustaba demasiado, de que lo quería y que quería lo que fuera con él. Porque ya lo conocía lo suficiente como para no tenerle miedo. Quería todo con él.

Pero, ¿Qué opciones tenía?. Él quería vengar la muerte de su hermana. Harald no tenía la culpa, no merecía eso.

Entonces, tomé una decisión. Le dije a Beth que no escogería a Harald por encima de ella.

Me lancé a la cama hecha un mar de lágrimas otra vez. Era suficiente con la muerte de Beth. Estaba en mi límite.

Al día siguiente Ryan tocó mi puerta. La abrí y pasó hacia el sofá.

Tenía la cajita en sus brazos. Me acerqué a él e intenté quitársela, pero no me dejó. Negó con una sonrisa.

-Lo haré, voy a buscar mi celular- lo tomé de la cama y abrí el chat con Harald.

-Escribe todo lo que voy a decir a continuación. Harald, lamento irme así de pronto. Pero en esas nueve citas descubrí que no puedo continuar. Amo a Ryan, desde la quinta cita lo estaba pensando. Su regreso me dejó en claro todo. Estaba confundida contigo, me gustabas, sí, pero lo que tengo con Ryan es mucho más fuerte. Espero que lo entiendas. Lo siento- finalizó. Escribí todo, pero dudé al momento de enviar- envíalo- ordenó.

Y presioné enviar.

-Listo, ahora dámela- me acerqué.

-Espera, déjame asegurarme que no harás algo estúpido- me quitó el celular y lo lanzó al suelo. Hasta que no estuvo completamente roto, no lo dejó en paz.

-Eres un hijo de puta- comenté aguantándome las ganas de golpearlo con algo.

-Estoy orgulloso de mí, amorcito- se marchó.

Cerré los ojos y apreté a Beth contra mí. Volviendo a hundirme, volviendo a llorar, volviendo a caerme. Porque, ¿Por qué yo tenía que pagar algo que no cometí?. Su problema era con Harald, no conmigo.

Me bañé a paso de tortuga coja, luego me vestí. Tomé mi bolso y confirmé que, efectivamente, mis documentos no estaban. Lo había planeado todo bien. Hijo de puta. Al menos me había dejado la tarjeta de crédito.

Salí y tomé un autobús que me llevó cerca del río. Decidí caminar hasta allí. No había tanta gente por allí. Una que otra tomando fotos.

Miré la caja y mis ojos se aguaron. Beth no lo merecía y yo tampoco.

-Te voy a extrañar demasiado, te amo. Aquí estoy para cumplir tu deseo. Espero que la hayas dicho a mamá que fui buena contigo para que no me regañe cuando esté con ustedes- dije a la caja.

Dudé antes de abrirla. Aún no, un poco más.

Abracé la caja mientras divisaba todo a mi alrededor, recordando la vez que fuimos las tres. Respiré profundo.

Debía aceptarlo, por lo menos. Debía aprender a vivir con ello, pero no quería. ¿Por qué debía hacerlo?. ¿Por qué debía dejarla ir así de fácil?. Pero era su petición y la respetaba.

Y, con fuerzas que no sé de donde las saqué, abrí la cajita y la dejé ir. Beth realmente se había ido.


Dios. Estos capítulos me ponen la piel de gallina. Sobretodo porque no me imagino en una situación así.

Pero bueno, confiemos en que todo se resolverá.

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Los quiero, Xoreaders.







HARALD (Editando)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon