Capítulo 41

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_Estaba cansada, así que me senté en la sala de espera. Habían muchos clientes ese día, así que no pude ni respirar bien.

-¿Qué haces aquí?- se acercó Alan listo para irse.

-Me duelen los pies, pero ya me voy- dije con una sonrisa amistosa.

-Te daría un masaje, pero me dijiste que tienes novio- guiñó un ojo.

-Tonto- me levanté y me dirigí a los casilleros para dejar mis cosas e irme.

Cuando llegué a casa todo estaba en silencio, lo que significaba que Harald no estaba presente.

Estaba en la empresa, esa cosa de mil pisos que le roba todo el tiempo. Me senté en la cama y me quité los tacones, luego tomé mi celular para llamarlo.

- Ebbye- respondió al tercer tono.

-¿Cómo estás?. Ya llegué a casa, ¿Sigues en la oficina?- pregunté tirando mi cabello hacia el otro lado.

- No, de hecho estoy tomando un café...- su respuesta fue bastante dudosa.

-¿Con quién?- fruncí el ceño.

- Oh, bueno. Con Bell- solo escuchar su nombre me hacía ponerme de malas.

-Está bien, te espero- logré que mi voz no sonara diferente.

Y me colgó. Decidí bajar a comer algo y no prestar atención a eso.

Pero mi celular sonó, indicándome que un mensaje había llegado.

Era un número desconocido, fruncí el ceño. De todas formas abrí el chat, era una imagen.

En ella aparecía Harald, se le veía distraído mientras miraba hacia otro lado.

Harald lucía tan imponente como siempre, no había nada raro con él, exceptuando a su acompañante de pelo corto que sonreía muy feliz hacia la cámara.

Ni siquiera esa foto me molestó tanto como el encabezado.

Yo lo estoy cuidando, no tienes porqué preocuparte.

Eso decía, acompañado de un emoji de diablillo morado.

Pero no hice más que contar hasta diez, muy bien. Si él podía perderse con ella, yo también.

-¿Qué haces?- pregunté a Alan después de que descolgara.

-Voy a comprar al supermercado, me faltan algunas cosas- respondió animado.

-¿En serio?. Yo también, necesito algunas cosas, ¿Puedo ir contigo?- subí las escaleras y tomé mis llaves.

-Eso no se cuestiona, te buscaré. Envía la dirección- colgó.

Unos minutos después ya Alan estaba tocando la bocina frente a la mansión, esperando por mí.

-¿Por qué siento que tu despensa está llena y que no necesitas nada?.¿ A caso te estás escapando?- pellizcó mi mejilla izquierda.

-¿De quién debería huir?- rodeé los ojos.

-No lo sé, tal vez de la mansión Benson. De tu novio- dijo pensativo.

-No, solo estoy aburrida. No tenía nada que hacer- contesté sin interés.

-Podías comenzar con bañarte. Tienes la misma ropa- se burló.

-No te rías, solo estoy frustrada. Imagina que tienes una novia y de repente llega el amor que tuvo en secundaria y de repente son los mejores amigos. ¿Qué harías?- expliqué mirándolo fijamente.

HARALD (Editando)Where stories live. Discover now