06

2.2K 310 309
                                    

–Veo que continúas respirando, eso está muy bien –observó Seungmin, viendo aparecer al rubio por la puerta del aula

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

–Veo que continúas respirando, eso está muy bien –observó Seungmin, viendo aparecer al rubio por la puerta del aula. Los ojos de este se achicaron, disgustado, y tomó asiento en su sitio, frente al castaño–. Déjame comprobar algo... –su cabeza se asomó por sobre el hombro del mayor, inspeccionando su aspecto. Aguantó una carcajada, mas no obstante su sonrisa picaresca seguía ahí– Efectivamente, estás completo. Ni un solo agujero producido por un arma blanca... Tranquilizador.

–Deja de reírte de mí, Seungmin –Jisung giró en su asiento, con el ceño fruncido y una visible mueca en los labios. Se cruzó de brazos, y encaró a su amigo– ¡Por un momento pasé miedo! Y, de hecho, no pretendo volver jamás allí. Ya lo pasé lo suficientemente mal ayer, para lo que queda de año.

–No creo que fuera tan horrible –masculló Kim, haciendo un gesto despreocupado con la mano. Aún recordaba los mensajes que recibió ayer del rubio, fueron verdaderamente cómicos.

–¡Que sí, de verdad! –exclamó, obviamente exagerando. Es cierto que lo pasó mal, y que no se sintió del todo cómodo ni aunque estuviera sentado junto a Jeongin, pero no fue una situación tan fatídica como la recuerda– ¡Había varios chicos! ¡Peligrosos! –continuó hablando, moviendo en demasía los brazos para enfatizar su explicación. Seungmin lo miraba sonriendo, atendiendo con curiosidad a sus palabras– ¡Ese...! ¿Cómo se llamaba? –balbuceó, llevando la mirada al techo– ¡Jo, el del pelo naranja! ¡No lo sé! ¡Pero ese chico soltaba rayos incineradores por los ojos! –llevó sus dedos hacia sus propios fanales, señalandolos con efusividad– ¡Tenía dientes como cuchillas! ¡Y soltaba ácido por la boca!

Cada palabra que escapaba de sus cuerdas vocales iba acompañada de un gesto que aportaba energía a su narración, brindándole ese cómico dinamismo a la historia; fácil de seguir. Jisung era bueno acaparando la atención de la gente, tenía facilidad para hablar en público, aunque él no se sintiera cómodo haciendo eso último. Era un chico más bien tímido.

En medio de la acalorada explicación del rubio, por la puerta, y con una expresión completamente derrotada, apareció Jeongin.
Su cabello estaba desordenado, aunque podía percibirse cierto intento de haberlo cepillado. La camiseta de su uniforme estaba un poco arrugada, y ni si quiera la había metido dentro de los pantalones como acostumbraba a hacer. Lucia desaliñado, y Jisung al verlo podía poner la mano en el fuego asegurando que acababa de despertar.

Yang no tardó en desplomarse en su asiento, soltando un aspaviento exhausto mientras echaba casi todo su cuerpo sobre la mesa, totalmente rendido. Jisung y Seungmin intercambiaron miradas, la misma expresión confusa dibujada en sus facciones.

El rubio carraspeó–. ¿Todo bien, Jeongin? –cuestionó, tratando de parecer despreocupado. No era tan extraño que Jeongin apareciera, últimamente, con ese aspecto en clase, pero hoy se veía más cansado que de costumbre– ¿Te quedaste dormido?

–Ojalá no haber despertado –lloriqueó el de hebras rosas, sin levantar la cabeza de entre sus brazos. Había sido una noche horrible.

–Noto cierto pesimismo en tu tono de voz –señaló Seungmin, enarcando sutilmente una de sus cejas.

Tattoo || HyunIn Donde viven las historias. Descúbrelo ahora