Capítulo 35

1.1K 67 20
                                    

Me desperté por unos fuertes golpes en la puerta de mi habitación. No iba a levantarme pero tuve que hacerlo ya que insistían mucho. Cuando la abrí me encontré con el piloto monegasco del otro lado.

- ¿Qué pasó? - pregunté mirándolo preocupada.

- Necesito hablar con alguien - suspiró.

- Pasa.

Me corrí para darle el espacio suficiente para que entrara y cerré la puerta. Me apoyé en la pared mas cercana y lo miré mientras me cruzaba de brazos. Él recorrió mi cuerpo con su vista y se detuvo en mi pecho izquierdo en el detalle de la remera que usaba de pijama: el logo con las iniciales MI de la empresa de Michael.

- Son las 3:15 de la mañana, Charles. Y mañana tenes carrera.

- Si, lo sé. Perdón. Pero...

Esperé unos segundos para que hablara de nuevo.

- Estuve discutiendo con Charlotte.

- Ajam...

- Por vos.

- ¿Por mi? - cuestioné levantando una ceja.

- Si - comenzó a caminar por la habitación - Creo que tiene la sospecha de que nosotros tenemos algo.

- ¿Cómo que la sospecha? ¿Acaso le has dicho algo?

- No. Claro que no. Dijimos que eso iba a ser nuestro secreto.

- ¿Y entonces?

- No sé, Lía - se pasó una mano por la cara - Pero me está cansando y volviendo loco porque está siempre con este tema. Ya le he dicho que nosotros solamente pasamos tiempo juntos porque trabajamos en esto. Igualmente donde más estamos es en el momento de las entrevistas y eso, porque lo restante lo paso con mi ingeniero.

- ¿Y no crees que se va a enojar muchísimo más si se entera que estas acá conmigo a esta hora?

- Le voy a decir que estuve hablando con Andrea. Ya le avisé a él que me cubra.

- No entiendo, ¿Qué es lo que pretende? ¿Qué renuncie? ¿Qué me echen? - pregunté duramente - Porque si algo de eso pasa, quiero que sea porque no cumplí realmente con mi trabajo o porque me mandé una cagada muy grosa y no pueda solucionarlo. No por el caprichito de alguien.

- Lo sé. Y eso no va a pasar, no te preocupes. Todos en Ferrari están muy contentos con tu trabajo. Y me siento muy cómodo con vos a mi lado. Ya es nuestro tercer año juntos. Funcionamos muy bien como equipo.

- Si, yo también lo siento así - asentí - Aparte, ella ya debería saber que estoy con Michael. Nos vio en la fiesta de mi cumpleaños.

- Entonces, ¿ya es oficial? - me miró.

- Si - se me escapó una sonrisa - Ya lo es.

Y un silencio se instaló en la habitación. Se acercó para abrir la puerta.

- Perdón por molestarte - susurró - Te voy a dejar descansar.

- Sabes que no me molestas, Charles - coloqué mi mano en su pecho deteniéndolo - Y siempre que pueda te voy a ayudar porque te quiero y me parte el alma verte así de mal. Pero me parece que deberías aprovechar estos días que tenemos libres hasta la próxima fecha para estar con ella y hablar. Te conoce desde hace un tiempo y sabe como es tu vida. Aún faltan muchísimas carreras de esta temporada y no podés andar discutiendo por pavadas así. Te tenes que concentrar bastante porque andas en un auto a mucha velocidad y si no estás bien de la cabeza, ya sabes que es lo que puede pasar...

- Si, tenes razón. Y realmente te agradezco por todo Lía.

- De nada, ahora anda a dormir.

Acortó la distancia que había entre nosotros y me abrazó fuerte. Minutos después estaba acostada de nuevo en mi cama pensado en que este problema no era mío, solo podía ayudar desde afuera y lo necesario para no meterme en quilombos. Lo único que tenía que hacer era concentrarme en hacer bien mi trabajo y mantener mi nivel.

Y aunque suene mal, ojalá no tengamos más esta compañía en las carreras.

~

Desgraciadamente el Gran Premio en Barcelona no fue bueno para Charles ya que tuvo que abandonar por un problema eléctrico en el auto. Encima descubrimos que anduvo 2 vueltas sin el cinturón de seguridad ajustado. Seguramente iban a llover las criticas hacia el equipo.

- ¿Algo más me va a pasar este fin de semana? - escuché la voz de Charles por la radio.

Suspiré y fui a esperarlo a la entrada de los boxes con un chocolate. Había que levantarle el ánimo y sabía como hacerlo. Lo conocía muy bien.

----------

El lunes por la tarde ya estaba de nuevo en mi departamento en Mónaco después de casi un mes de estar viajando y lo mejor de todo es que venía con un invitado.

- Ya sabes, mi casa es tu casa Bonito - dije mientras cerraba la puerta.

- Gracias - me sonrió.

- Me parece que vamos a tener que ir al supermercado - informé mientras iba a la cocina - Hay que buscar provisiones.

- Ufaa, ¿no podemos pedir?

- Nope. Quiero comer comida casera. Y...

- Oh, no. Ya sé lo que se viene...

- Que cocines vos - dije mientras le hacia ojitos - Porfiiiiiii.

- Esta bien, vamos.

- ¡Woho! - festejé - Sos el mejor.

Lo abracé y le di un beso.

- Sos una tramposa y una compradora - respondió riendo.

- De postre podemos pedir helado.

- Eso me gustó - acarició mi cintura.

- Mi novio, el fit - le saqué la lengua - Vamos caminando. El super queda a 2 cuadras.

- Ok linda - me sonrió.

Buscamos las bolsas de tela para poder poner nuestras compras y nos abrigamos ya que hacía bastante frío en Mónaco asique nos encaminamos abrazados al local. Michael agarró un carrito y entre los dos buscamos provisiones para los siguientes días. Con el clima así, no íbamos a salir mucho. Salvo él que iba a cumplir con los entrenamientos de Dan.

Al regresar a mi departamento, guardamos todo y solo dejamos lo que iba a necesitar para la cena. El menú iba a ser albóndigas con verduras grilladas.

Mientras Michael preparaba todo, me dediqué a sentarme en una de las banquetas de la isla a observarlo.

- ¿No me vas a ayudar? - preguntó prendiendo el horno.

- Nope, hoy me deleito la vista - contesté apoyando los codos en la mesa y sosteniendo mi cara con las manos.

- ¿Querés que abra una botella de vino?

- Me parece bien.

Buscó la bebida en la heladera y la sirvió en dos copas.

- Me gusta verte en mi cocina.

- Podría acostumbrarme a estar acá - ambos sonreímos - Salud, Bonita.

El ruido del choque de vidrios se sintió en el lugar y bebimos el contenido.

- Ayer hablé con mi familia - comentó mientras colocaba todo en una fuente.

- Ah, ¿si? ¿Cómo andan?

- Muy bien, por suerte. Les conté sobre vos - me miró - Te quieren conocer.

Abrí mis ojos como platos y Michael sonrió.

- No tenés nada de que preocuparte, Lía. Ya les vengo contando desde hace tiempo. Están muy contentos y ansiosos por conocerte - tomó mi mano y entrelazó nuestros dedos - Asique cuando estés lista, lo vamos a hacer. Sabes que no te voy a presionar.

Sonreí y acerqué mi cara hacia la suya.

- ¿Por qué sos tan lindo? - susurré y sus mejillas se tiñeron de rojo.

- Porque te quiero demasiado. Y voy a hacer todo lo que pueda para cuidarte.

- Me volvés loca, Italiano.

Terminó de acortar la distancia que había entre nosotros para besarnos.

¿Tengo al novio más hermoso del mundo?

Tengo al novio más hermoso del mundo.

No me sueltesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora