Capítulo II

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Capítulo II

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Capítulo II

⸺Así que tú eres el famoso Bucky...⸺ saludó Steve, extendiendo la derecha mientras se erguía en toda su altura, manteniéndose firme entre el chico y Wanda.

⸺Pues, sí. Yo soy el famoso Bucky... es un placer conocerte al fin, primo⸺ respondió el castaño, con una enorme sonrisa, ignorando el agarre demasiado firme del otro. Se le hacía muy graciosa la actitud del primo de Wanda, tan seria y compuesta, con ese aire de padre sobreprotector.

⸺ ¿Primo? ⸺ preguntó Steve, alzando una ceja y, una avergonzada Wanda se interpuso de inmediato entre ellos, evitando que su primo siguiera con el jueguito aquel del hermano mayor celoso.

⸺ Vamos, Steve, no te pongas pesado. Es sólo una broma...⸺ murmuró, apartando al rubio a un lado para ponerse en puntas de pie y dejarle un breve beso en los labios a su novio⸺ Vinimos a divertirnos, ¿no es así? ⸺ preguntó, sonriendo con inocencia mientras rodeaba la cintura de Bucky con sus brazos y se apegaba a él, mimosa.

Steve asintió con lo que pareció un gruñido. La sonrisa de autosuficiencia de ese muchacho no le gustaba. Demasiado engreído para su gusto. Wanda rió entre dientes y cogió a ambos del brazo, guiándolos hacia el restaurante en el que solían reunirse los tres. A Wanda le encantaba Natasha. Al principio, al notar lo cercanos que eran Bucky y ella, había estado celosa de su relación, pero, con el pasar del tiempo se dio cuenta de que lo suyo no era más que cariño, algo platónico, una amistad tan larga que había formado entre ellos un lazo como el que ella y Steve compartían: eran hermanos de distinta madre. Después de que comprendió eso, ella y la pelirroja se volvieron muy buenas amigas. Natasha era alegre, divertida. Siempre tenía un buen consejo y, se encargaba de vigilar que Bucky sólo tuviera ojos para ella, so pena de una lenta y dolorosa castración (en sus palabras).

Nat era como un soplo de aire fresco en su día a día. Desde que Steve se fuera a la academia, ella y su tía Sarah pasaban mucho tiempo solas y, la verdad es que había sido un poco triste. Desde lo del tío Joe que la casa se sentía enorme y solitaria y más después de la partida de Steve. Así que, Natasha se había convertido en una especie de escape, un hombro donde llorar y alguien que estaba dispuesta a tenderle una mano siempre que lo necesitara. Natasha, era inteligente y astuta y siempre se salía con la suya. Era todo lo contrario a su primo y por eso, estaba segura de que serían la pareja ideal. Nat era un torbellino de energía que requería algo de control y Steve necesitaba soltarse, vivir, divertirse. Eran el uno para el otro. Steve, por su parte, no estaba muy seguro de aquella salida. No era la primera vez que Wanda le presentaba a una de sus amigas y, siempre, siempre, se decepcionaba. Ninguna era lo que él buscaba: demasiado fáciles, demasiado complacientes. La perspectiva de salir con un chico mayor era atrayente para ellas y por ello, no representaban ningún reto.

Y Steve adoraba los retos.

Wanda los llevó a un lindo local en el bulevar, donde los tres ocuparon una mesa y se sentaron en un silencio medio incómodo que Wanda se esforzó en llenar con una charla incesante. Bucky se reclinó en su asiento y jugueteó con la pajilla de su soda, mirando al mayor con curiosidad.

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