Capítulo 34: Siéntelo

24.1K 1.8K 3K
                                    

Los minutos transcurrieron mientras yacíais sobre un montón apilado de mantas desperdigadas a vuestro alrededor. Debajo de ti Bakugō apenas se movía, aunque notabas su respiración cepillar tu cabello durante su estado reflexivo, no queriendo avasallarlo con preguntas a pesar de que querías saber qué le pasaba. Tus caricias en su cuello no mermaron en ningún momento, creyendo que así le transmitirías un poco de tranquilidad, ya que le notabas un tanto tenso y evadido. Te habías encontrado en otras ocasiones en esa situación, optando por darle tiempo a despejar su mente y a ordenar sus pensamientos y, hasta la fecha, había sido la mejor elección que habías podido tomar. Tú misma estabas debatiendo qué harías después con todo el desastre de telas y la estantería rota... pero ignoraste todo eso cuando Bakugō respiró hondo y tragó saliva... finalmente dispuesto a hablar.

—¿Estás incómoda? —cuestionó cuando su diestra regresó a tu nuca para peinar tu cabello con sus dedos.

Negaste con la cabeza, frotando ligeramente la nariz en la base de su cuello.

—Eres una almohada un poco dura, pero lo compensas siendo calentito —murmuraste con una pequeña sonrisa aflorando en tus labios.

—Sabes a lo que me refiero, idiota —replicó con un resoplido, recordándote con un leve alzamiento de caderas que todavía seguía dentro de ti— Desde que supimos que estabas embarazada no he vuelto a anudarte en condiciones, maldita sea.

Te encogiste de hombros, acurrucándote bajo su mandíbula.

—No se siente diferente a otras ocasiones —opinaste y él torció la comisura izquierda de su boca hacia arriba.

—Bien —aceptó con un zarandeo de su cola lobuna— Me gusta saber que estás tan llena de mi polla que no puedes ni moverte.

—¡No lo digas así! —exclamaste ruborizada, aunque te alegrabas de que su humor había cambiado a mejor— Si lo dices de ese modo cuando no lo estamos haciendo me avergüenzas.

¿Hah? ¿Y por qué no? —replicó con un tono ofendido y un chasquido de lengua— Es la verdad, joder.

—Sí, pero...

—Mientras no te duela o ya no podamos hacerlo, no le pongas peros, (Nombre) —refunfuñó, echando un brazo hacia atrás para posicionar el antebrazo en la parte posterior de su cabeza.

No te pasaron desapercibidas las dos opciones que pronunció, así que colocaste ambas manos extendidas sobre sus pectorales para incorporarte un poco y contemplarle con una ceja enarcada. Tu mirada inquisitiva fue suficiente para que Bakugō rodara los ojos en sus cuencas antes de contemplar las irregularidades del techo con el ceño fruncido.

—Mierda, sí. No me mires de ese modo —masculló al notar la presión silenciosa a la que le sometías— Ya viste lo pesada que se puso la vieja bruja respecto a la matrona, así que tendremos que hacerle maldito caso.

—¿A qué viene ese cambio de parecer? Antes parecías reacio a aceptar la ayuda de tus padres —objetaste y él exhaló un largo suspiro, desinflándose.

—Porque tienen algo de razón —acabó aceptando— Por mucho que me moleste yo no puedo aprender en pocos meses lo que alguien con años de experiencia sabe hacer perfectamente.

—Si estás de acuerdo, a mí también me parece bien —corroboraste su línea de pensamiento con una sonrisa y Bakugō sintió una pizca de culpabilidad carcomiéndole por dentro... reconociendo que ya iba siendo hora de hablar del tema.

Oi... —reclamó tu atención tras una breve pausa mientras rascaba distraídamente la zona lumbar de tu espalda— ¿Recuerdas cuando me reclamaste que ese mocoso de Kōta era mi hermano?

My little red temptation (+18) [Katsuki Bakugou x lectora]Where stories live. Discover now