bruise » bts; myg

26; agitation.

—¿Y entonces?

Min exhaló todo el aire de sus pulmones combinándolo con la nicotina y alquitrán del —probablemente— veinteavo cigarrillo de la madrugada. Hoseok bufó con suavidad, negando con la cabeza ante la notoria y prolongada ausencia de respuesta por parte del rubio.

—Yoongi.

—¿Qué?

—¿Qué es lo que vas a hacer?

—Déjame en paz, Hope —farfulló entre dientes, apretando el pitillo entre sus huesudos dedos.

Jung rió con cierta ironía, haciéndose hacia adelante sobre el sillón para colocar sus codos encima de sus rodillas. Miró a Min fijamente, penetrante, sin embargo él no se inmutó y continuó con la vista perdida en algún punto ciego en la habitación, con apenas notables resquicios de la luz amarillenta de la calle bañando un lado de su perfil abatido, demacrado.

—Oh, Yoongi, créeme que lo haría si no estuvieras haciéndote mierda día con día —volvió a reír. El mayor chasqueó la lengua a punto de decir algo, pero el de cabello cobrizo fue hábil y le interceptó en el instante preciso—. Vas a odiar que diga esto, pero Namjoon tiene razón. Tienes que parar ya.

—No voy a quedarme a escuchar esta mierda —gruñó en voz baja y estuvo a punto de levantarse de su lugar. Hope le detuvo.

—¿Tienes idea de lo jodido que es llegar al apartamento a las casi cinco de la mañana para encontrarte como un muerto junto a la ventana? Un puto cadáver se ve mejor, Yoongi, es...

—¿De verdad vas a tirarme este sermón de porquería? ¿Tú, de todas las malditas personas que...?

—Lo hago porque nadie más puede hacerlo, Yoongi.

Hoseok bufó, atropellando las palabras del otro casi inmediatamente. Estaba exasperado. La inercia a partir de su cortante aseveración le hizo levantarse de su lugar para ponerse frente al rubio aún si este esquivaba su mirada clavándola en el deslavado reflejo de la ventana.

—Eres imbécil.

—Vale, insúltame todo lo que quieras pero ya va siendo hora de que me escuches. Me tienes harto.

—Vete al diablo, Hoseok.

—¿Vamos a seguir pretendiendo que tenemos quince? ¿Ignoraremos las cosas hasta que la bomba explote? Claro, porque la última vez que hicimos eso salió increíble —el de cabello rojizo bufó una risa nasal, incrédula. Min no dijo nada, sin embargo mordió tan fuerte la cara interna de sus mejillas que sintió más de aquel conocido sabor metálico y amargo inundar su lengua—. Sabes que nunca me pongo así contigo, pero por primera vez en mucho tiempo te voy a pedir que cierres la boca y me dejes hablar.

—¿Qué carajo quier...?

—Cállate y escúchame, Min Yoongi.

El rubio clavó sus orbes oscuros en los de su amigo, quien tan pronto como tuvo su atención se echó sobre el sillón a unos cuantos pasos tras sí, quedando sentado ahora frente a él.

—Somos amigos desde hace más de diez años. Y te guste o no, te conozco casi tanto como me conozco a mí mismo. Sientes que Namjoon no tiene el derecho de decírtelo porque siempre fuiste difícil con él pero te lo digo yo ahora: es cierto, tienes que parar con toda esta mierda. Y no, no estoy hablando de parar de buscar respuestas, estoy hablando de que tienes que dejar de ponerte borracho todas las malditas noches y tienes que parar con las jodidas peleas clandestinas.

—Corta la mier...

—Cállate. Aún no termino —sentenció, haciendo un ademán con el dedo índice de la mano al señalarlo—. No te puedes enfocar en dos cosas que son tan contrarias, Yoongi. No puedes por una parte buscar respuestas o tratar de arreglar las cosas y por la otra buscar hacerte mierda a ti mismo.