29: dejame vivir

5K 304 8
                                    

Iba llegando al lugar donde mi madre me había citado, no se cual es su problema, que me deje vivir mi vida.
Cuando entre la vi sentada en una de las tantas mesas que tenía la pequeña cafetería, me acerqué dispuesta a escucharla e irme cuando allá acabado, no pensaba decir nada, bueno sólo le diré unas cuantas palabras.

- Bien, ya estoy aquí. ¿Qué quieres decir?

- Qué no involucraras a esa niña en la empresa de la familia.

- demasiado tarde, ya lo hice.

- ¡¿Qué?! ¡No puedes hacer eso! ¿Orlando sabe de esto?

- Fue su idea - Me encogí de hombros - No tiene nada de malo que María José trabaje con nosotros.

- Claro que lo tiene. Esa mujer te ama, una mujer a otra. ¿Lo entiendes?

- ¡No! ¡No te entiendo! ¡No se si Poché me ama, y si lo hiciera no tiene nada de malo! - las lágrimas querían salir - ¿Porque no puedes entender? ¿Por qué no me apoyas, mamá? Decías que me amabas, que estarías para mi siempre, cuando te conté ¿Qué fue lo que hiciste? ¡Rechazarme! - grite furiosa y dolida - Si en tu asqueroso corazón aún hay amor, te pido que me respetes y que te alejes - en ese punto ya estaba llorando, por supuesto llame la atención de más de uno

- Daniela...

- ¡Daniela nada! Sólo déjame vivir en paz, es lo único que pido de ti.

- Claro - susurro - yo me voy, cuidate mucho cariño.

Que confundida me dejó, su actitud cambio de un momento a otro ¿La abre echo cambiar de opinión? No, por supuesto que no. Me senté y pedí un café, tal ves eso calme el horrible dolor de pecho que tenía. Lo tome con calma, no tenía nada que hacer y la verdad si lo tuviera no lo aria, las personas aún me miraban expectantes, no estaba de humor como para comenzar a discutir con alguien. En un suspiro me levanté y me fui a mi casa, espero que Or este ahí o tendré que irme algún bar, necesitaba contárselo a alguien o me iría a tomar y esa no era una buena opción.
Cuando entre comencé a llamarlo.

- ¡Holi! ¡Ya vine!

No recibí respuesta. Le marque varias veces pero tenía su celular apagado, me rendi cuando era la cuarta llamada, sin ánimos tome mi abrigo, tome bastante dinero para no preocuparme y salí dispuesta a emborracharme. Entre a un bar llamado "Arcoiris" creo que es para gays o algo así, la verdad no me importa.

No perdí tiempo y me senté en la barra y pedí el trago que sea, sólo necesitaba despejar mi mente. Estaba a punto de dar el primer trago cuando una chica me levanto de mi asiento, me llevo a un lugar a alejado, me tiró en un sillón y se sentó en mi regazo. Dios, salvame.

- Hola. Estaba buscando a alguien de mi agrado y tu sobrepasaste los límites - Se mordió el labio

- Hola. Yo... sólo vengo a tomar, no quiero tener nada con nadie, estoy comprometida.

- De verdad lo siento - la chica se quitó muy sonrojada o eso veía - Soy Camila.

- Soy Daniela, puedes decirme Calle.

- Ok Calle. Vamos a tomar entonces.

.
.
.
.

-

- ... Y por eso mi madre no me quiere - termine de contar abrazada a Camila, le estaba contando sobre mi sexualidad

- Ay Dani - acaricio mi espalda - ¿Le llámamos a esa chica que dices?

- Milá, estoy muy borracha ¿Qué va a decir?

- Andale Calle.

- Pero no tengo su número, sólo el de su hermana - Me solté a llorar

ÚnicaWhere stories live. Discover now