13. Solaris

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Saliendo de ese horrible local, seguimos el rebaño de gente que tenía pintas de ir al casino

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Saliendo de ese horrible local, seguimos el rebaño de gente que tenía pintas de ir al casino. Killer insistió en que me podía poner la chaqueta de su traje, pero temí que los botones de su camisa salieran disparados si flexionaba demasiado los brazos, así que la rechacé. Era mejor que se la pusiera él. Por si las moscas. Ya había varias personas dirigiéndonos miradas de extranjis, y lo último que nos faltaba era un numerito de culturismo en medio de la calzada.

Unos farolillos idénticos a los que nos encontramos en el mar empezaron a iluminar el camino a cada extremo de la calle. Miré de soslayo a Killer, quien también pareció haber hecho la asociación. La gente en la entrada sacaba sus boletos de lujosos bolsos o de los bolsillos, entrando poco después de que un payaso hiciera otros dos agujeritos con una herramienta en el lado izquierdo del boleto y les devolviera el boleto.

Lo recordaría si tenía que volver a crear la ilusión de nuestros boletos. Llegó nuestro turno, y no pude evitar sentir los nervios en el estómago. Me situé detrás de mis compañeros, habiendo creado la imagen de los boletos de oro en sus manos de antemano. Me concentré en proyectar el espejismo ante los presentes, sin fallas, añadiendo dos agujeritos más después de que los picaran. Salió de perlas. Chum fue el último en entrar, y ahora solo me quedaba encargarme de mi boleto. Casi se me dispara el corazón cuando el payaso me dirigió la palabra:

—¿Su nombre, señorita? —disimulé mi sorpresa. No oí que le preguntara aquello a nadie más.

_____ —contesté tras unos segundos, como queriendo probar que mi nombre estaba en la lista de la discoteca—. ¿Algún problema?

—... En absoluto. Umbra requiere de su presencia. —susurró algo por un den den mushi y volvió a posar su atención en mí. Kid, Killer y el resto se quedaron cerca de la entrada, esperando a que también entrase, sin fiarse de la situación—. Puede pasar.

Por suerte, me devolvió mi ("para nada falso") boleto y pude entrar sin más percances. Oí cuchicheos tras mi espalda.

—¿Has oído? Eso es que Umbra...

—No me lo puedo creer, ¿esa chica?

—Pues espero que esta vez no acabe como el año pasado...

Me mantuve alerta. ¿De qué demonios estarían hablando? Me encaminé hacia Toba.

—Pensé que la habíamos cagado antes de entrar —me dijo— ¿De qué iba eso?

—Me ha preguntado por mi nombre y ha dicho que Umbra requiere de mi presencia —contesté con tono de pregunta.

—¿Has ligado con el capo de una mafia?

—Puaj, ¡Toba! —alargué las vocales en señal de disgusto.

"No digas eso delante del capitán, merluzo", Wire le dijo.

—¡Dejad la cháchara y moved el trasero! —gritó Kid, ganándose algunas miradas de reproche de enmascarados con copas de champán.

El Oráculo de la Artería  [Kid x Reader x Killer]Where stories live. Discover now