Quédate Conmigo [AU][Vegebul]

~23~

Quería salir corriendo en ese mismo instante.

—Hola Bulma—

—Hola—respondí tratando de ser lo más amigable posible

—Te estuve llamando por el teléfono y no contestaste, ¿Pensé que talvez te habías confundido al anotar tu número?—dijo

—Ah, yo... perdí mi teléfono—dije algo nerviosa.

—Oh, espero que consigas uno pronto y ya que nos volvimos a encontrar ¿Quiero invitarte a una fiesta?—dijo.

—No puedo—dije.

—¿Estas segura?¡Será mañana! Todo el  mundo estará ahí—dijo el en tono burlesco.

Reí para no poner la situación aún más incómoda.

—Sera mañana en la noche para celebrar el cumpleaños de Raditz ,todo el instituto estará ahí y yo quiero que seas mi cita de esa noche.—dijo.

—Ya quedé con otra persona ,lo siento.—dije mintiendo, mientras sonreía.

Lo vi dudar por unos instantes.

—¿Irás con el chico nuevo?—pregunto.

Me sorprendió su pregunta, supuse que se refería a Goku.

Estaba por responderle , cuando escuché un timbre muy familiar.

Mierda.

Mi teléfono estaba sonando en mi mochila.

—¿Escuchas eso?—pregunto

—No escucho nada—dije tratando de ignorar mi teléfono.

—Creo que viene de tu mochila—dijo mientras me observaba fijamente.

—No lo creó—mentí.

Necesitaba irme de inmediato.

El pasillo estaba absolutamente vacío.

Observé a los lados buscando alguna salida cuando vi a Vegeta aparecer al otro del pasillo.

Mierda.

Venía observando su teléfono, así que no notó nuestra presencia en absoluto.

Hasta que Yamcha lo saludo.

El miró hacia nosotros, pareciendo entender la situación término acercándose.

—Hola Vegeta—dije.

—Peliazul—pronuncio.

Volvió a mirar a Yamcha , que estaba un poco intimidado.

—Nappa te está buscando—dijo el azabache mientras guardaba su teléfono.

—Enserio, hablaré con el más tarde—pronuncio Yamcha cabizbajo.

—Es urgente , deberías ir ahora.—ordeno.

Fue suficiente para que Yamcha se despidiera y saliera corriendo de ahí.

Pude respirar finalmente , cuando se marchó.

—Gracias—susurre.

—Es mejor que te mantengas alejada de él, es un insecto algo molestó—pronuncio el peliflama.

—Lo sé—dije agotada.

—Hmp,¿Ya te recuperaste?—pregunto.

—Si ,ya estoy mucho mejor—dije.

—Creo que debí llevarte al hospital,esa noche—dijo.

—Solo fue un sangrado nasal, nada de que preocuparse—dije.

—Yo no...no pude dormir, estaba muy... preocupado.—murmuro tratando de evitar mi mirada.

—Lo siento, yo solo quería librarme de los oficiales y solo pensé en hacer todo ese teatro—dije nerviosa ,finalmente para hacer la situación aún más incómoda.

El me observó unos instantes , hasta que volvió a hablar.

—Espera, estás tratando de decir que lo pasó solo lo hiciste para que los oficiales nos dejarán en paz—me observó con el ceño fruncido.

—Tenía miedo, vale—dije.

Lo de anoche había empezado como un juego, pero por alguna razón había terminado con nosotros dos abrazados diciendo cosas que talvez nunca nos diríamos jamás.

—¿Miedo? —preguntó, con una mezcla de incredulidad y curiosidad en su mirada.

Asentí, sintiendo la necesidad de explicar mi actuar.

—Sabes cómo son esos oficiales, siempre buscando problemas. No quería que mis padres se preocuparan o algo así. Fue solo para protegernos. Además, ¿a quién le importa lo que dijimos anoche? Fue solo parte de la actuación.

Él frunció el ceño aún más, como si estuviera procesando toda la información.

—Pero... lo de anoche no fue solo una actuación, ¿verdad? —dijo, y en ese momento supe que había captado algo más, algo que había escapado de mi control.

Me quedé en silencio, incapaz de negar la verdad que se reflejaba en sus ojos.

No sabía que decir.

—Maldición, me estás diciendo que todo lo que hiciste y dijiste fue un maldito teatro —dijo él.

—Ya te dije que lo siento, todo se me fue de las manos y no pude controlarlo.—

Él tenía los puños apretados y se veía enojado.

Pero casi al instante dio una carcajada.

—Soy un completo idiota —dijo, para voltearse, marchándose de ahí.

Aunque su risa mostraba cierta resignación, la tensión en el aire persistía. Ambos éramos conscientes de que algo había cambiado entre nosotros, y las palabras no dichas flotaban incómodamente en el espacio entre su salida y mi silencio.