🥂 prólogo 🥂

70 5 0
                                    

Pero guapa, ¿Cómo va a ser culpa mía si yo tampoco lo sabía?

— ¿Vas a hacerte la tonta ahora, Natalia? Te vas a enterar...

Por haber oído dicha escenita, una Alba pelirroja y diminuta abrió la puerta del vestuario de Educación Física para encontrar a su mejor amiga casi pegando a una morena de metro ochenta por un tío que les había engañado a las dos.

— ¿Qué coño hacéis? ¿Qué ha pasado? - No pudo evitar ponerse en medio de las dos adolescentes.

Julia le miró furiosa y luego apuntó a la de cabello azabache;

— ¿Qué ha pasado? ¡Que esta puta loca ha estado con Mikel y ni me ha dicho na'!

— Julita, si yo no tenía ni idea..

— ¡NO ME LLAMES JULITA, SUBNORMAL!

Alba estaba al borde de la desesperación.

— Mira, yo me marcho, que te jodan, Julia, que pensaba que éramos colegas...

Y realmente, se piró del vestuario femenino ya con un paquete de tabaco en manos. Alba suspiró muy fuertemente, pensando en si lo hacía también porqué ya estaba demasiado cansada con su propia vida amorosa. Pero también era demasiado buena amiga y se quedó, abrazada a Julia, quién sorbía mocos mientras le intentaba decir algo que nunca llegaba a completar.

Tres horas más tarde, las dos chicas miraban al techo del cuarto de Alba en silencio. Palomitas, helados y una charla larguísima le costaron, pero la pelirroja estaba casi segura de haber ayudado a Julia a entrar en razón.

— Le debo llamar, ¿no?

Alba sonrió aún sin sacar la mirada fija del techo.

— Dile para venir a ver una peli con nosotras

----------------------------------------------------------------------

Veintiún años más tarde.

— Ay chicas...

— Chin chin, ¡otro brindis!

Las mismas tres chicas, ahora mujeres, llevaban ya un par de horas entre risas y mucho vino blanco en un garito cualquiera en Malasaña, recordando los viejos tiempos.

— Estábamos fatal, ¿eh?

Natalia, aún más alta, si posible, con el pelo pixie y claramente ya borracha, dijo luego de la recordación que les vino.

— Menos mal que nos hicimos amigas.

— Menos mal, tía.

Juntaron las manos por encima de la mesa, cómplices

— Por qué el cabrón este, se salió por las suyas, eh.

— Os lo dije, - Se unió a la conversación Alba, ahora rubia - Nunca me hicieron caso.

— Es verdad, ¿eh? Nos lo dijo.

Las tres entonces estallan en más risas, borrachas como estaban, hasta que un silencio algo incómodo y suspiros es todo lo que resta entre ellas. Un carraspeo por parte de Alba es oído.

— Y yo pensaba que Álex era un hijo de puta, pues Manu ya ni te cuento...

Y se ríe, pero una risa amargada que pasa desapercibida por Julia, que ríe en conjunto, pero no a Natalia, que se queda callada, esperando a la continuación.

Dos Bolleras con Flequillo Where stories live. Discover now