No sé cuántas veces le he escrito. No sé qué tanto haya entrado en su corazón. No sé cuántas veces he hecho poesía a raíz de su cuerpo Oye - no me malentiendas- Solo puedo ofrecerte estos tímidos versos y esperar a cambio ese brillo perecedero de sus lindos luceros combinados con el cálido rubor en esas mejillas de tez blanca. Temiendo la verdadera respuesta. Soy, y a la vez no soy nada. Existo, pero nunca en su mirada.
6 parts