La única forma de verlo era a través de sus sueños. Donde veía su rostro dulce, su cuerpo formado, creando escenarios que sólo ella podía ver. Y en su último sueño, ahí, sintió un cambio de luz, un rayo de sol muy parecido al que estuvo, una vez, en su cama junto a él. Pero esta vez, se encontraba sola. Y él, dentro de sus pensamientos, ahogando sus ilusiones.