Divagar fue mi razón de vivir en este mundo humano. El primer llanto fue el llamado perfecto que conecto tu destino con el mío. Un eslabón que unió la cadena infinita de nuestros pasados. ¿Podremos tener un final feliz juntos? Las preguntas se repiten sin alguna respuesta, pero tú sigues delante de mí con la misma sonrisa que me da la calidez que siempre soñé.