Si dentro de cada demonio había un arcoíris, también había una tormenta, después de todo, en el pecado se lleva la penitencia, y el camino de la redención es doloroso e inexorable.
Si dentro de cada demonio había un arcoíris, también había una tormenta, después de todo, en el pecado se lleva la penitencia, y el camino de la redención es doloroso e inexorable.